Epilepsia

Si bien de forma general la epilepsia se controla con tratamiento farmacológico, en ocasiones no es suficiente. Un 20 por ciento de los pacientes no responden a tratamiento y en este caso debemos estudiar si su enfermedad podría resolverse con cirugía.

El equipo de profesionales del Área de Epilepsia de INEAMAD determinará si el paciente es candidato a cirugía o no dependiendo de las pruebas diagnósticas que se le realicen.

Diagnóstico

El diagnóstico se basará en los resultados obtenidos tras la aplicación de diferentes procedimientos:

  • Neuroimagen: gracias a un protocolo específico para el estudio de la epilepsia con Resonancia Magnética podemos ver si existen o no lesiones cerebrales. Además puede detectar funciones alteradas, como pueden ser las motoras o del lenguaje y también se puede medir el metabolismo cerebral con isótopos con un PET.
  • Neurofisiología: con estudios que incluyen el electroencefalograma convencional o si es necesario, pruebas más complejas como el electroencefalograma de sueño. Aunque la técnica definitiva es una observación continua, durante horas e incluso días, y el registro de las crisis epilépticas en video junto con electroencefalogramas que dejan los datos en un software.
  • Estudios psicológicos: el servicio de Neurocirugía de INEAMAD trabaja en equipo con el área de Psicología para poder diagnosticar la epilepsia. Así, se estudia al paciente desde un enfoque neuropsicológico para detectar el nivel de funciones como la capacidad intelectual, la memoria y el lenguaje. Pero también es importante realizar una observación detenida de la personalidad del enfermo. Cuando estamos ante una epilepsia grave, el cuadro puede presentar alteraciones de la personalidad que son clave para tomar la decisión de un tratamiento terapéutico.
  • Valoración neurológica: una vez que se tienen los resultados de los estudios anteriores, llega el momento de emitir el diagnóstico sobre qué tipo de epilepsia padece y por lo tanto, diseñar el tratamiento más adecuado.

Tratamiento

Tratamiento médico:

El 80% de las personas que padecen epilepsia pueden ser tratadas con medicación y con ello es suficiente para controlar sus crisis y llevar una vida normal. Eso sí, debe ser riguroso con las pautas de administración, los controles médicos rutinarios y someterse a pruebas de seguimiento como análisis de niveles en sangre de la medicación epiléptica y encefalogramas.

Tratamiento quirúrgico:

La cirugía de la epilepsia se divide en dos fases:

  • Estudio prequirúrgico: se aplican electrodos intracraneales en el foco epiléptico y se realiza un encefalograma con registro en video para grabar las crisis. Así se determina de forma clara la descarga epiléptica y la zona donde se ha originado
  • Intervención quirúrgica: conociendo el foco epiléptico, se aborda la resección del mismo con el apoyo de un registro electroencefalográfico de la corteza cerebral y poder así ajustarse a los límites exactos del foco epiléptico que se debe extirpar.

Otras alternativas quirúrgicas

Si existen varios focos o la epilepsia es generalizada, la extirpación de un foco no es suficiente. Ante esto solo podemos esperar una mejora en la frecuencia e intensidad de las crisis en un 50% de los pacientes, pero no erradicar el problema. Son alternativas paliativas para aliviar alpaciente. Se utilizan dos técnicas:

  • La sección del cuerpo calloso: la sección parcial o total del cuerpo calloso es una intervención de paliativa, que pretende impedir la difusión y generalización de las crisis epilépticas desconectando ambos hemisferios. Está indicada para pacientes con epilepsia que no responde al tratamiento farmacológico, que presentan crisis ‘de caída’ (atónicas, tónicas o mioclónicas) con frecuencia elevada y que interfieren gravemente en la vida del paciente. Entre el 55 y el 80% de los pacientes notan una mejoría importante en la frecuencia e intensidad de las crisis.
  • La estimulación del nervio vago:es una técnica paliativa para pacientes con epilepsia que no han respondido a fármacos, en las que la cirugía no es posible o que tras la cirugía no ha habido respuesta. Consiste en el implante de un electrodo en el nervio vago al que un dispositivo similar a un marcapasos envía unos estímulos intermitentes, cuya frecuencia e intensidad determina el neurólogo. Su efecto no es inmediato, si no que se ve varios meses después del implante y la eficacia máxima se produce entre el primero y segundo año. En este punto, aproxiamadamente el 50% de los pacientes ven reducidas sus crisis en frecuencia e intensidad. El paciente debe mantener la medicación.

Seguimiento postquirúrgico

Tras someterse a una cirugía de la epilepsia, el paciente se somete a un seguimiento con controles clínicos, electroencefalogramas, consultas psicológicas y revisión de medicación. Recibe el alta aproximadamente un año después de la intervención.

Si las crisis han desaparecido completamente se procederá a la reducción del tratamiento farmacológico hasta administrarle la menor dosis posible y en algunos casos, eliminarlo del todo.