El glioblastoma multiforme es el tumor cerebral maligno más frecuente. Aún hoy día, es uno de los cánceres que no se han conseguido dominar, pero en estos últimos años se ha avanzado en su tratamiento.

Hay varios conceptos que están siendo clarificados desde el punto de vista científico:

1.- Hay una relación directa entre el grado de resección (extirpación) tumoral y la supervivencia del paciente.

1 3

4

5

Fig. 1.- Imágenes preoperatorias en 3D de una lesión tumoral de importante tamaño, en región parietal izquierda. Situada inmediatamente detrás de la zona funcional sensitivo-motora de la mano derecha y sobre la zona del lenguaje. Reconstrucción en 3D de la RM y TAC, con relleno en verde de toda la lesión tumoral.

6

Fig. 2.- Imagen postquirúrgica. Se ha extirpado la masa tumoral, quedando una cavidad rellena de líquido, con unos límites de tejido que captan contraste.

2.- En la intervención quirúrgica hay que intentar resecar el máximo tumor posible.

Para ayudar a realizar una resección radical (mayor del 95% de la masa tumoral vista en la Resonancia Magnética), se utiliza la administración de un fármaco (Ácido Aminolevulínico o 5-ALA), por vía oral, 4-5 horas antes de la intervención quirúrgica.

Éste es metabolizado solamente por las células tumorales y, al ser iluminado por una luz especial del microscopio quirúrgico, emite fluorescencia de color rojo. En muchas ocasiones esta fluorescencia tumoral se extiende más allá de los límites de la lesión que se ve en la RM.

11 12

Fig. 3a.- Imagen del tumor, con el microscopio con fluorescencia (izquierda) e imagen de la cavidad tumoral limpia de tejido tumoral con fluorescencia (derecha).

3.- Conseguir no lesionar estructuras funcionalmente importantes, de manera que se consiga aumentar la supervivencia del paciente, pero con buena calidad de vida.

El principal problema al que se enfrenan los neurocirujanos es si no se tiene el control de la función cerebral durante la resección quirúrgica se pueden invadir estructuras muy importantes, dejando un déficit neurológico grave al paciente.

Para evitar que esto ocurra existen dos técnicas:

a) Neuronavegador, con software para visualizar las vías nerviosas importantes, desde el punto de vista funcional (RM con Tractografía).

neuronavegador

Fig. 4.- Imagen en el Neuronavegador de la lesión tumoral y de las vías nerviosas que le rodean

b) Monitorización Neurofisiológica Intraoperatoria (MNIO). Esencial si el tumor está en zonas funcionalmente importantes. Se controlan funciones como la movilidad, visión, lenguaje, etc. Otra ventaja de esta técnica, es que la mayoría de las veces, permite realizar la intervención quirúrgica sin que el paciente esté despierto.

neuronavegador2

Fig. 5.- Pantalla del ordenador del Neurofisiólogo. Se ve simultáneamente el registro de la actividad espontánea neuronal y la respuesta a la estimulación.

neuronavegador3

Fig. 6.- Control del mismo paciente al año de la intervención

RESUMEN

Cuando se consiguen resecciones superiores al 95% de la masa tumoral, se duplica la expectativa de vida.

Cuando la resección quirúrgica se realiza con Monitorización Neurofisiológica Intraoperatoria (MNIO), el porcentaje de déficits neurológicos pasa del 25-30% a menos del 10%.

Al tratamiento quirúrgico le ha de seguir un tratamiento adecuado con Radioterapia y Quimioterapia.

El objetivo es obtener cantidad y calidad de vida.

Dr. Rafael García de Sola, catedrático de Neurocirugía del Instituto de Neurociencias Avanzadas de Madrid (INEAMAD)