El verano es la época del año en la que más infestaciones por piojos se producen. Las principales causas las podemos encontrar en el calor y en la cantidad de actividades colectivas que realizan los niños en esta época.

El contagio se produce de cabeza a cabeza, explica la dermatóloga del Hospital Nuestra Señora del Rosario, la Dra. Ana Álvarez-Viéitez, “los piojos ni saltan ni vuelan, sino que andan. Y en verano los niños juegan juntos, ponen cabeza con cabeza, comparten gorros, toallas y demás, sin tener en cuenta este hecho”.

Los campamentos de verano pueden ser un foco de infestación ya que no suelen ningún tipo de medida de profilaxis y de revisión periódica. “Una forma de detectarlos es que un niño se rasque muchas veces detrás de la oreja, zona donde se suelen ubicar las liendres”, explica la Dra. Álvarez-Viéitez. Si un monitor detecta que un niño tiene piojos, tendría que avisar a los padres y también revisar al resto de niños, ya que lo habitual es que haya varios contagiados.

El tratamiento para los piojos pasa por la aplicación de una loción con permetrina, para matar al piojo, y realizar lavados con un champú que tenga también este componente. Luego está el trabajo de pasar la lendrera una vez a la semana y eliminar las liendres de manera manual. Esto debe repetirse semanalmente hasta que se hayan eliminado todas las liendres, ya que si queda alguna se acabará volviendo en piojo y el problema volverá a aparecer.

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