Se trata de una patología poco frecuente, pero relevante en Neurocirugía, descrita a finales del siglo XIX por Hans Chiari (de ahí su nombre). Según explica el Dr. Rafael García de Sola, responsable del Servicio de Neurocirugía del Hospital Universitario Nuestra Señora del Rosario, “ocurre cuando las amígdalas cerebelosas descienden hacia el canal espinal a través del agujero magno (en la base del cráneo), provocando compresión del tronco cerebral y alteraciones del líquido cefalorraquídeo (LCR).
Síntomas
Según este prestigioso neurocirujano, esta malformación puede causar los siguientes síntomas:
- Cefaleas occipitales
- Mareos y desequilibrio
- Debilidad o parestesias en extremidades
- Dificultades para tragar o respirar
- En casos graves, siringomielia o hidrocefalia
El diagnóstico se realiza mediante resonancia magnética y el tratamiento es exclusivamente quirúrgico y no médico, consistente en la descompresión de la fosa posterior y la expansión del espacio donde circula el LCR. “En general, el pronóstico tras una intervención bien realizada es muy favorable, con una mejora clara en los síntomas y una calidad de vida notablemente superior para el paciente”, concluye el Dr. García de Sola.
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