Cada año los profesionales médicos insisten en la importancia de adoptar medidas eficaces para proteger la piel de los efectos nocivos de la radiación solar. Como asegura la Dra. Irene Pinilla García, del Servicio de Cirugía Plástica y Medicina Estética del Hospital Universitario Nuestra Señora del Rosario, “la fotoprotección sigue siendo la más efectiva de todas”.

Así lo expresa en un artículo, publicado en el periódico DSalamanca en el número de julio-agosto, en el que recuerda que las recomendaciones más saludables incluyen “el uso diario de fotoprotectores tópicos que contengan filtros físicos y químicos de amplio espectro, así como la incorporación de ropa con protección solar certificada, especialmente en playa o piscina, donde su uso en niños cobra particular relevancia”.

Al mismo tiempo, continúa la especialista, “la protección debe complementarse con el empleo de gafas de sol con filtros UV, sombreros de ala ancha o gorras, y la fotoprotección oral mediante suplementos ricos en antioxidantes. Esta última está especialmente indicada en personas con fototipos bajos (piel clara), con piel sensibilizada por tratamientos oncológicos y con antecedentes de cáncer cutáneo”.

Evitar exposición directa en las horas de mayor intensidad

La Dra. Pinilla García advierte de la importancia de eludir la exposición directa al sol durante las horas de mayor intensidad lumínica, mantener una hidratación adecuada, ya que el calor y la radiación solar incrementan el riesgo de deshidratación cutánea, así como, en casos de exposición solar prolongada, “es indispensable reaplicar el fotoprotector cada dos horas o tras el baño, una sudoración excesiva o el secado con toalla”.

Igualmente importante es la dieta que ingiramos. Durante los meses de mayor exposición solar, abunda la experta, “se deben priorizar alimentos ricos en antioxidantes naturales, que favorecen la producción de melanina, protegen las fibras de colágeno y neutralizan los radicales libres generados por la radiación UV: zanahorias, naranjas, nueces, legumbres y verduras de hoja verde, así como vegetales de color naranja, amarillo o rojo, con alto contenido en betacarotenos”. Asimismo, los alimentos ricos en vitamina B contribuyen a mejorar la elasticidad cutánea, y aquellos con elevado contenido hídrico favorecen una adecuada hidratación dérmica.

Después de tomar el sol

Es también fundamental brindar cuidados a la piel después de la exposición solar, pues requiere una hidratación profunda para la recuperación de la barrera cutánea y mitigar el daño inducido por la radiación ultravioleta. En este sentido, la Dra. Pinilla García aconseja el uso de productos dermocosméticos postsolares formulados con agentes calmantes y regeneradores, como aloe vera, pantenol o ácido hialurónico. La aplicación de aguas termales puede proporcionar un efecto calmante adicional.

“Es recomendable evitar el uso de productos potencialmente irritantes, como exfoliantes, retinoides o ácidos, durante las horas posteriores a la exposición. En presencia de quemaduras solares, deben emplearse cremas reparadoras con propiedades antiinflamatorias y calmantes. En casos de quemaduras severas, con aparición de ampollas, dolor intenso o síntomas sistémicos, consultar a un profesional”, concluye.