La columna vertebral protege el sistema nervioso y sostiene el cuerpo de forma dinámica. Al aumentar la carga que puede soportar, se desgasta más rápidamente. Esto ocurre mayormente, según comenta el Dr. Rafael García de Sola, jefe de Neurocirugía del Hospital Universitario Nuestra Señora del Rosario, en dos grupos de población: “personas jóvenes, con profesiones sedentarias, que abusan del deporte o gimnasio, y personas de edad, por su mayor expectativa de vida, con procesos como la estenosis lumbar o las fracturas por osteoporosis”.
El eminente especialista, que es también director de la cátedra UAM “Innovación en Neurocirugía”, señala que el desarrollo tecnológico de la imagen está favoreciendo un diagnóstico muy certero, lo que ha hecho aumentar el número de procesos degenerativos que se benefician de una intervención quirúrgica. En el ámbito quirúrgico, además, las intervenciones son una acción de muy alta precisión. Porque el quirófano moderno cuenta con mesa específica para cirugía de columna, TAC, neuronavegador, control neurofisiológico, microscopio, endoscopio, robot, etc. Además, los avances en bioingeniería han desarrollado prototipos complejos de prótesis, implantes, tornillos, cementos, etc. Así como dispositivos para abordajes mínimamente invasivos, de muy baja agresividad.
Matices
“Todo esto hace que el criterio del cirujano sea el factor más influyente en el aumento de la cirugía de columna. En el aspecto positivo, porque ofrece soluciones a situaciones muy limitantes de la calidad de vida. Pero es importante transmitir a los pacientes varios matices a tener en cuenta, si han de enfrentar un posible acto quirúrgico”, recalca el Dr. García de Sola, quien detalla:
- En cirugía de patología degenerativa de la columna es excepcional que sea necesaria una actuación urgente.
- No es científicamente válido el aserto de que “si usted no se opera ya, se va a quedar en una silla de ruedas”. Es muy excepcional que las patologías degenerativas deriven de forma aguda hacia esta situación. Hay tiempo para cuidados, observación y planteamiento quirúrgico.
- En muchas ocasiones, la naturaleza es el mejor cirujano. Un correcto diagnóstico, con un seguimiento médico y medidas conservadoras de higiene postural y fisioterapia adecuada, podría ser la mejor opción.
- Después de la operación no se debe emprender el mismo tipo de vida. Tras la sobrecarga y la cirugía, la columna es aún más débil o imperfecta. Se volverá a lesionar si no cambiamos los hábitos que la desgastaron.
En resumen, concluye el neurocirujano: “en caso de duda o discrepancia, es preferible seguir el criterio de un cirujano conservador”.