Nuestro cerebro recibe constantemente información para estimar el movimiento y la orientación espacial de la cabeza. A este proceso contribuyen tres fuentes principales: Las señales vestibulares del laberinto situado en el oído interno, que detectan e informan al cerebro de las aceleraciones angulares, lineales y la gravedad. La información visual. La información somatosensorial, que le envían las articulaciones y los…
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