Este 28 de diciembre se cumplen ya 217 años de la fundación de la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, acaecida tal día del año 1804. Entonces, un grupo de doce mujeres, cuya Superiora era la Madre María Ràfols, llegaron acompañadas por el Padre Juan Bonal y doce hombres más, para atender el Hospital Real y General de Nuestra Señora de Gracia, en la ciudad de Zaragoza. Allí, como Hermanas de la Caridad, compartieron la vida y la suerte de los enfermos, dementes, niños abandonados, y todos los que se acogían a la caridad de este Hospital, cuyo lema era Domus Infirmorum Urbis et Orbis, esto es, Casa de los enfermos de la ciudad y del mundo

A los pocos años de llegar a la capital aragonesa, las primeras Hermanas soportaron las bombas de la Guerra de la Independencia, el traslado de los enfermos de un establecimiento destruido al Hospital de Convalecientes, acompañaron a los condenados a muerte, acudieron en ayuda de los enfermos en tiempo de epidemias, etc. Mientras, Juan Bonal recorrió los caminos de media España para pedir limosna para los enfermos de aquel Hospital.

La Congregación comenzó su expansión después de la muerte de María Ràfols. Hoy, en este 2021 próximo a concluir, cuenta con 242 comunidades, más de 300 centros en 29 países de los cinco continentes y 1.752 Hermanas que, apoyadas por un numeroso grupo de laicos, transmiten el amor y la misericordia de Dios, están atentas a las necesidades de los que les rodean y muy cerca de los más vulnerables en los diferentes campos donde trabajan: EducaciónSalud Acción Social.

En el mundo globalizado en el que vivimos, las Hermanas expresan, con su forma de vida, que Dios está cerca de cada uno de nosotros, que quiere a todos los seres humanos, y que tiene predilección por los más pobres y necesitados de la sociedad. Por eso, ellas tratan de hacerse presentes, desde el carisma de Caridad Universal hecha Hospitalidad, allí donde hay más pobreza y dolor, donde hay una urgencia o una necesidad que atender.

La Congregación, que ahora cumple 217 años, quiere ser la prolongación de esa Hospitalidad en el mundo de la salud, de la educación y del servicio apostólico y social, apostando por la identidad que da el seguimiento de Jesús, viviendo el servicio de las personas y compartiendo misión con hombres y mujeres que forman parte de esta gran Familia Santa Ana.