Los tratamientos médicos con antibióticos pueden provocar en mujeres, personas de edades más avanzadas e individuos con inmunosupresión las temidas infecciones micóticas o por hongos. ¿Por qué? ¿Qué explica esta circunstancia?
Según la Dra. Natalia Cárdenas, coordinadora de Urgencias del Hospital Universitario Nuestra Señora del Rosario, en el caso de los ancianos y de los pacientes con inmunosupresión esto ocurre porque «tienen una inmunidad mucho más frágil por factores como la edad o por tratamientos que son agresivos». Y abunda en explicaciones la especialista: «Recibir tratamiento antibiótico en estos casos disminuye aún más las defensas, promoviendo que las levaduras tengan un crecimiento acelerado y con él, la aparición de síntomas».
En el caso de las mujeres, la experta afirma que presentan en la mucosa vaginal una flora mixta y un microambiente con humedad que, unido a diversos factores desencadenados por la toma de tratamiento antibiótico, acaban favoreciendo la diseminación y el crecimiento de los hongos.
La actuación de los antibióticos frente a las infecciones
Como es sabido, los antibióticos son fármacos desarrollados e indicados para el tratamiento contra infecciones de carácter bacteriano, participando de diferentes formas en su destrucción. Refiere la Dra. Cárdenas que «la indicación de un tratamiento con antibióticos está fundamentada en varios parámetros que debe determinar el profesional sanitario, para evitar infradosificaciones o tratamientos innecesarios que puedan generar resistencias a largo plazo, por su uso inadecuado».
Efectos secundarios
Apunta la responsable de Urgencias del Hospital que los principales efectos secundarios de la toma de antibióticos dependen de varios factores, como el tipo, la susceptibilidad del paciente ante un tratamiento, así como la intensidad o la duración de este. «La mayor parte de los antibióticos tienen efectos secundarios a nivel gastrointestinal (nauseas, vómitos, diarreas, dolor abdominal); sin embargo, el principal efecto secundario en todos los casos es la alteración de la microbiota intestinal, que puede condicionar el desarrollo de infecciones micóticas (por hongos) concomitantes, usualmente candidiasis oral o genital», detalla la doctora.
Y continúa: «Los hongos usualmente son oportunistas. Por eso, esperan a que el huésped tenga una inmunidad frágil, poca flora, y barreras de defensa débiles para su crecimiento. Las infecciones micóticas que se producen con el uso del tratamiento antibiótico están mediadas precisamente por las alteraciones que genera el tratamiento sobre la barrera mucocutánea y, específicamente, sobre la microbiota intestinal, favoreciendo así las condiciones para el crecimiento de hongos como la cándida».
Por último, la Dra. Cárdenas puntualiza que las infecciones micóticas pueden ser de diferentes especies, siendo la más común la mediada por el género cándida. Y concluye que a la hora de atajar estas infecciones se requiere de un manejo específico cuando generan síntomas en el paciente: «Cada caso se estudia de forma individual y se da el tratamiento más oportuno que requiera, tras la evaluación médica».
Si quieres saber más al respecto, puedes leer la entrevista completa a la coordinadora del Servicio de Urgencias del Hospital Universitario Nuestra Señora del Rosario en el siguiente enlace.