¿Cómo influyen en nuestra salud los disruptores endocrinos (DE), presentes en el entorno o en productos de uso común? ¿Qué riesgos corremos por la exposición a los mismos?
Los DE son sustancias químicas que tienen la capacidad de alterar el sistema hormonal humano, lo que puede tener efectos graves en la salud.
Una jornada, organizada por los Laboratorios SVR, congregó en Barcelona a diferentes especialistas que abordaron las estrategias a seguir para evitar la exposición diaria a estas sustancias, así como rebajar su presencia en la vida cotidiana.
Entre los ponentes estuvo la Dra. Myriam Montes, responsable de la Unidad de Imagen Mamaria y Densitometría del Hospital Universitario Nuestra Señora del Rosario y miembro del Comité Científico de SVR.
El mensaje que se transmitió es que los DE existen, están presentes en nuestro día a día y debemos disminuir el contacto con estas moléculas, desde la cosmética hasta objetos tan habituales en los hogares como sartenes, velas, etc. Hoy sabemos que muchas enfermedades pueden prevenirse si modificamos ciertos aspectos de nuestro estilo de vida, como la exposición a DE.
Según comentó la radióloga Myriam Montes, «lo que nos preocupa es que están presentes en muchos productos de uso doméstico y en algunos cosméticos a través de los conservantes, los perfumes o, incluso, los propios envases. Y las fuentes principales donde nos van a llegar van a ser a través del aire, el agua y la tierra».
Cambios en los hábitos diarios
Entre las soluciones prácticas para disminuir la exposición a los DE que se sugirieron, se detallaron las siguientes:
- Usar cosméticos testados sobre DE, con fórmulas simplificadas, sin aceites esenciales ni conservantes problemáticos.
- Evitar los envases plásticos para el almacenamiento de alimentos y optar por vidrio o acero inoxidable.
- Priorizar los productos de limpieza ecológicos a base de vinagre blanco, jabón negro o bicarbonato.
- Elegir textiles naturales como el algodón, la lana o el lino, y lavarlos tras su adquisición.
- Escoger productos de higiene íntima sin plásticos, sin perfumes y con materiales naturales.
- Evitar el consumo de alimentos ultraprocesados o envasados y optar por frutas y verduras ecológicas.
Por último, se trató la atención que deben recibir los bebés en sus primeros 1.000 días de vida, puesto que el feto y el lactante son más vulnerables a los efectos perversos de los DE. Al respecto, la Dra. Myriam Montes señaló: «Los primeros mil días de vida son un periodo especialmente vulnerable, en el que estas sustancias pueden tener un mayor impacto. Sin embargo, también pueden afectar en otras etapas sensibles, como la adolescencia. Añadiría, además, el caso de pacientes oncológicos, cuyas barreras fisiológicas pueden estar debilitadas, especialmente aquellos con cánceres relacionados con el sistema endocrino, como el cáncer de mama o de próstata”.