La halitosis es el nombre técnico que recibe el mal aliento. Es más frecuente de lo que podamos creer, hasta el punto de que es la tercera causa de consulta al odontólogo o de que, para combatirlo, hay infinidad de productos (chicles, pastillas, caramelos o enjuagues bucales) de venta en farmacias, herbolarios, centros comerciales, supermercados, etc. Originada por diversas causas, puede acabar generando en quien la padece falta de confianza, inseguridad, vergüenza o, incluso, ansiedad.

El mal aliento proviene de la boca, la cavidad nasal, los senos o la faringe y la mejor técnica para diagnosticarlo, como comenta el Dr. Gerardo Clemente, jefe de Servicio de Hepatología y Gastroenterología del Hospital Nuestra Señora del Rosario, es el olfato, que se conoce como método organoléptico: «El paciente debe abstenerse del consumo de ajo, cebolla y comidas picantes en las últimas 24-48 horas a la realización de la prueba y si notamos que el mal olor proviene de la boca, habrá que pensar en una enfermedad periodontal; si, por el contrario, proviene de la nariz, estando el paciente con la boca cerrada, será más sugestivo de una enfermedad extrabucal», señala este especialista en un artículo publicado en el suplemento Bienestar, del diario ABC.

Por su parte, el Dr. Agustín Soria, odontólogo del Servicio de Cirugía Maxilofacial y Odontología del Hospital Nuestra Señora del Rosario, indica que las causas del mal aliento o halitosis pueden ser algunos alimentos (ajo, cebolla, especias…), ciertos hábitos como el tabaco, el alcohol, el café o la mala higiene, pero también medicación o enfermedades (boca seca o xerostomía, respiradores orales, infecciones, heridas, caries, patología de nariz, garganta, amígdalas, senos paranasales y reflujo gastroesofágico).

Hacer frente al mal aliento

En la mayoría de los casos el mal aliento se elimina con una correcta y contante higiene bucal, esto es, de dientes, encías y lengua. También el Dr. Soria sugiere seguir los siguientes consejos prácticos para prevenir la halitosis:

  1. Evitar el alcohol, el café y el tabaco, pues ocasionan la deshidratación a nivel de la saliva.
  2. Hidratación abundante, beber un litro y medio de agua diariamente.
  3. Alimentación adecuada, comer cada cuatro horas.
  4. Evitar las dietas hiperproteicas, hipocalóricas y las comidas ricas en grasas.
  5. Evitar alimentos con sabores fuertes o que contengan condimentos olorosos.
  6. Consumir chicles antimicrobianos y/o probióticos.
  7. Evitar respirar por la boca.

Al mismo tiempo, señala que si estas pautas no resuelven el problema, lo más conveniente es consultar al dentista o médico para descartar una patología más grave.

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