El 20 de febrero se conmemora el fallecimiento de una figura decisiva en la historia de la Congregación

Este 20 de febrero recordamos a la Madre Pabla Bescos, nacida en un pequeño pueblo de la provincia de Huesca, Panzano, en 1848. Fue una figura de gran relieve en la historia de la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, de la que fue Superiora General entre 1894 y su muerte, acaecida en Zaragoza un día como hoy de 1929.
Mujer de delicada salud pronunció sus primeros votos el día 8 de mayo de 1870. Pasó al Hospicio de Zaragoza (1872), entregado al cuidado de las Hermanas por la Excelentísima Diputación. Superiora del recién creado Hospital Municipal de Alcañiz (1878), donde fundó una escuela gratuita y un colegio y tuvo que hacer frente al cólera de 1885.  Desde muy joven desempeñó con acierto cargos de responsabilidad en la Congregación, hasta que en 1894 fue designada Superiora General.
Figura de gran relieve,  está considerada como el «puente» entre los tiempos primitivos de la historia del Instituto y las nuevas generaciones. A caballo entre dos siglos, supo integrar los valores de las dos épocas. No se limitó a incorporarse a una familia religiosa con una herencia incalculable de valores heroicos, sino que abrió vías positivas que unían, a un mismo tiempo, orígenes, tradición y pasado, con libertad, futuro e identidad.
Entre sus aportaciones destacan la apertura de la Congregación a otras actividades, la obtención de la aprobación definitiva de las reglas (1904) y la promoción de su expansión (fundaciones en Estella, inauguración del noviciado nuevo, asistencia al Hospital Clínico de la Facultad de Medicina de Barcelona, etc.).
Sus restos mortales descansan en la Casa-Noviciado de Zaragoza, su obra más querida entre todas las que llevó a cabo en su larga y fecunda vida.