Este 5 de noviembre, como cada año desde 1804, las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, propietarias del Hospital Universitario Nuestra Señora del Rosario, celebran la festividad de la Madre María Rafols Bruna, cofundadora de la Congregación y su primera Superiora General. Su vida es la de una mujer que se entregó a los demás con absoluta generosidad, desde el silencio y la humildad, con una dedicación plena a los más desvalidos y menesterosos de la Sociedad de su tiempo.

Ese amor hecho Hospitalidad es uno de los grandes valores que guían, en todo momento, los pasos de las Hermanas desde aquellos inicios del siglo XIX, cuando promovió, junto al Padre Juan Bonal, cuando solo tenía 23 años de edad, una Congregación que hoy está presente en los cinco continentes y en más de 300 misiones y centros desarrollando tareas vinculadas a la salud, la educación y el servicio apostólico y social.

La Madre María Rafols nació el 5 de noviembre de 1781 en Vilafranca del Penedès (Barcelona). Siempre se caracterizó por poseer un carácter fuerte, valiente y con una extraordinaria capacidad de emprendimiento y decisión. De ella cabe subrayar su importantísima labor en los Sitios de Zaragoza durante la Guerra de la Independencia tras la invasión de España por los ejércitos napoleónicos. En la capital aragonesa ayudó a colocar a enfermos en edificios tras quedar destruido el Hospital de Nuestra Señora de Gracia e intercedió y atendió a prisioneros. También resultó notable su aportación cuando la peste asoló Barcelona en 1803 o su interés por cuidar de niños huérfanos o sin hogar.

Con humildad, pero también con la suficiente firmeza, reivindicó en nuestro país un papel que hasta entonces se había negado a la mujer: el servicio apostólico y social y la atención sanitaria especializada. Falleció en Zaragoza el 30 de agosto de 1853, a los 71 años, y fue beatificada por Juan Pablo II en 1994.

Desde el Hospital Universitario Nuestra Señora del Rosario deseamos compartir con todos nuestros amigos y profesionales del centro y con los pacientes y sus familiares este aniversario que nos reconcilia con lo mejor del ser humano e invitarlos a participar en la identidad que da el seguimiento de Jesús y el servicio a los demás.