Las enfermedades neuromusculares son un grupo de patologías caracterizadas por la afectación del sistema nervioso periférico y los músculos. “El sistema nervioso periférico lo constituyen las ramificaciones que parten del cerebro y la médula espinal y que se dirigen a inervar el cuerpo en forma de troncos nerviosos que se distribuyen por la cabeza, el tronco, las extremidades y las vísceras” explica el Dr. Francisco Gilo, neurólogo del Instituto de Neurociencias Avanzadas de Madrid del Hospital Nuestra Señora del Rosario.

En España hay más de 60.000 personas afectadas por alguna de las patologías que agrupan las enfermedades neuromusculares. Entre las más comunes se encuentran la miastenia gravis, las miopatías, las polineuropatías, las parálisis aisladas de nervios periféricos (parálisis facial, síndrome del túnel del carpo) y la “ciática” (por afectación de las raíces del nervio ciático). “Las enfermedades neuromusculares se presentan de forma congénita, crónica o de modo fulminante (cuando la debilidad se instaura en muy pocas horas y puede comprometer la vida de los pacientes afectados)”, añade el neurólogo.

Sintomatología más habitual

 

Los síntomas de estas enfermedades son muy variados, pero hay que estar atentos a los más comunes para poder acudir a un servicio de urgencias especializado en enfermedades neurológicas para poder realizar un diagnóstico precoz de las mismas

    • Pérdida de fuerza repentina o de evolución de una o varias partes del cuerpo
    • Sensación de hormigueo en las zonas afectadas
    • Dolor en las partes del cuerpo implicadas
    • Inestabilidad

“El diagnóstico precoz de estas patologías es fundamental para realizar un tratamiento, con el objetivo de mitigar la sintomatología y revertir o frenar el proceso causante de la enfermedad”, añade el Dr. Francisco Gilo.

Para localizar en qué parte del sistema nervioso periférico se produce el problema, existen dos herramientas fundamentales: la historia clínica y los estudios neurofisiológicos. Estos últimos son capaces de medir la velocidad y la amplitud de los impulsos nerviosos, así como evaluar la función de los músculos. Otros elementos necesarios para el diagnóstico son estudios analíticos extensos con medición de posibles alteraciones metabólicas, inmunológicas o microbiológicas como potenciales responsables de la enfermedad.

Causas de las patologías neuromusculares y tratamientos asociados

Enfermedades de causa tóxica (alcohol o fármacos como la quimioterapia) o metabólica (diabetes): estrecho control de las alteraciones responsables (abstención del consumo de alcohol, correctos parámetros de glucemia en pacientes con diabetes).

Enfermedades neuromusculares inflamatorias autoinmunes: se benefician de tratamientos inmunomoduladores e inmunosupresores para contrarrestar el daño anómalo que se ejerce en el cuerpo por el propio sistema defensivo de la persona enferma.

Enfermedades causadas por infecciones (por ejemplo el virus del herpes): se pautan agentes antimicrobianos (antivíricos o antibióticos).

Enfermedades neuromusculares con dolor “neuropático” o disestesias (alteraciones anormales de las sensaciones): se emplean medicamentos neuromoduladores para minimizar este tipo de molestias.

Enfermedades en las que existe falta de fuerza o pérdida de equilibrio: se prescribe tratamiento rehabilitador, que es uno de los pilares para la recuperación o la preservación de la función alterada por la enfermedad.