Mañana se celebra el Día Europeo de Acción contra la Migraña, una de las patologías que produce más discapacidad. Según explica la Dra. Ana Herrera, del Servicio de Neurología del Instituto de Neurociencias Avanzadas de Madrid (INEAMAD) Hospital Nuestra Señora del Rosario, de Madrid, la migraña es el motivo de consulta neurológica más frecuente. Los estudios poblacionales confirman una elevada prevalencia de la enfermedad, que afecta a un 5% de varones y a entre el 15-20% de mujeres, lo que supone más de 3 millones de mujeres en edad fértil. En España hay más de 4 millones de migrañosos y más del 80 %  sufre algún grado de discapacidad, por lo que la Organización Mundial de la Salud la ha incluido entre los trastornos incapacitantes.

Una de las últimas aportaciones terapéuticas para los pacientes con migraña viene de la mano del bótox, que se utiliza como tratamiento preventivo.  La Dra. Ana Herrera comenta que el bótox no sirve para tratar el ataque de dolor agudo, sino para evitarlos. Por eso, está indicado en pacientes con migraña crónica que no responden a los tratamientos orales preventivos, que se deben utilizar según los protocolos establecidos por diversas sociedades científicas.

Las ventajas que aporta el bótox es que reduce el número de crisis migrañosas, disminuye su intensidad y mejora la respuesta a los tratamientos analgésicos.

La forma de aplicación por parte de un neurólogo especialista en el manejo de la migraña es en la frente en los puntos concretos y en las dosis que están determinadas por los protocolos de uso. Los efectos de cada sesión duran entre 3 y 4 meses.

Las complicaciones son mínimas y suelen centrarse en molestias en zonas de punción y, de forma muy excepcional, en debilidad de musculatura facial alrededor de los ojos.

Existe un grupo de pacientes en los que no se puede emplear el bótox. La Dra. Ana Herrera los enumera:

  1. En las personas con hipersensibilidad conocida a toxina botulínica tipo A o a cualquiera de los excipientes
  2. En los casos en los que el paciente tenga infección en los puntos de inyección propuestos.
  3. En pacientes con evidencia subclínica o clínica de trastornos de la transmisión neuromuscular, como miastenia gravis o Síndrome de Eaton Lambert.
  4. En las personas con enfermedades motoras periféricas, como pueden ser la esclerosis lateral amiotrófica o la neuropatía motora.
  5. En niños, ya que no está aprobado su uso

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