Hay que estar muy precavidos con la erupción polimorfa solar, la urticaria solar y la fotosensibilidad por medicamentos

El verano es sinónimo de vacaciones y también de ansiados y merecidos chapuzones en la playa, la piscina, los lagos, etc. Esos momentos placenteros pueden estropearse si no prestamos mucha atención a los diferentes riesgos que conlleva el exceso de sol. La Dra. Ana Álvarez-Vieitez , jefa del Servicio de  Dermatología  del Hospital Nuestra Señora del Rosario, ha insistido recientemente, en un artículo titulado Sol y piel, ¿aliados o enemigos? , que “disfrutar del buen tiempo no está reñido con tener una piel sana y bonita”.

Es lógico que en esta época del año la exposición solar aumente de una forma considerable, pero también –y ahí es donde debemos actuar, tomando medidas de prevención- las consultas por daños a la piel o por alergias cutáneas provocados por el sol y por un exceso del mismo. Antes de tumbarnos para tomar un baño de sol debemos considerar si merece la pena que se nos arruine el verano por no actuar correctamente.

Según explica la especialista, cada vez son más comunes las alergias solares cutáneas en la ciudadanía española. Se trata de lesiones cutáneas directamente provocadas por la luz solar que aparecen de forma repentina. Las más comunes son: la erupción polimorfa solar , la urticaria solar y la fotosensibilidad por medicamentos .

La erupción polimorfa solar

Es la más habitual. Aparece repentinamente tras las primeras horas del baño de sol. Produce unas lesiones granulosas antiestéticas, rojizas y que ocasionan picor, que es el mayor problema. Por fortuna, este trastorno, que se presenta mayormente en mujeres jóvenes, suele mejorar de un modo espontáneo. ¿Cómo prevenirla? Según cuenta la Dra. Álvarez-Vieitez, se puede evitar con el uso de una fotoprotección alta, con la toma de betacarotenos desde varias semanas antes de la exposición al sol y durante ella y, en los casos más graves, con antihistamínicos y corticoides.

La urticaria solar

Menos frecuente que la erupción polimorfa solar, aparece tras la exposición solar en forma de picores, enrojecimiento y lesiones que forman relieve en la zona expuesta (habones). Estas lesiones, que duran menos de 24 horas y que desaparecen si dejamos de exponernos al sol, se tratan también con antihistamínicos.

La fotosensibilidad por medicamentos

Durante el verano hay que prestar mucha atención a la toma de antibióticos, antiinflamatorios y diuréticos, entre otros medicamentos, pues pueden sensibilizar nuestra piel a la radiación ultravioleta y causar lesiones cutáneas rojizas, eczematosas acompañadas de picor, escozor y pigmentación residual en las zonas expuestas. ¿Cómo afrontarla? Lo más conveniente, en este caso, es la prevención.

Una visita al dermatólogo para preparar la piel antes de someterla a las exposiciones solares tan propias del verano es muy recomendable. Y, sobre todo, seguir los consejos del especialista.