Son dos enfermedades distintas. La primera afecta a la membrana sinovial, que es la estructura de tejido que, como si fuera una capa, recubre las cavidades de las articulaciones, las envolturas del tendón y las bolsas llenas de líquido entre tendones y huesos. El proceso es esencialmente inflamatorio y el dolor que sufre el paciente generalmente es matutino o nocturno y en ocasiones continuo, no mejora con el reposo.

Existen diferentes causa de artritis, como infecciones postraumáticas, por depósito de cristales en la articulación, por alteraciones del sistema inmunológico o enfermedades autoinmunes.

La artrosis también afecta a la articulación, pero en este caso el tejido diana es el cartílago articular y el proceso es esencialmente degenerativo. El dolor en este caso se desencadena con los movimientos, suele empeorar cuando se realiza un sobreesfuerzo y mejora con el reposo. “Normalmente se localiza en la columna, el hombro, la cadera, la rodilla y los dedos de las manos y de los pies”, explica la Dra. Dalifer Freites, reumatóloga del Hospital Nuestra Señora del Rosario.

El origen de la artrosis es la suma de factores genéticos y ambientales, y aunque en ocasiones hay un origen como un traumatismo previo, existen factores de riesgo como la edad y el sexo, ya que afecta más a las mujeres, sobre los que no podemos influir. Pero sí podemos hacerlo en otros como la obesidad, la falta de ejercicio físico, sobrecargas de la articulación o las alteraciones en la postura. “Modificarlos está al alcance del paciente tanto para prevenir como para retrasar los síntomas y favorecer al tratamiento”, afirma la Dra. Freites.

En ambas patologías hay que controlar la obesidad. “Para ello es conveniente llevar una dieta equilibrada y realizar ejercicio de manera regular. La dieta típica mediterránea, rica en legumbres, ensaladas, aceite de oliva y pescado, puede ser beneficiosa”, aconseja la experta.

En el caso del ejercicio físico, la Dra. Freites aconseja practicarlo de manera regular y que sea aeróbico (caminar, nadar, montar en bici). “Esto ayuda al control de la enfermedad, a mejorar el dolor y rango de movilidad, a controlar el peso y fortalecer la musculatura. Es recomendable evitar los deportes de contacto y aquellos en los que sean frecuentes los impactos o saltos”, concluye.

LEER EL ARTÍCULO COMPLETO