El aneurisma, una dilatación localizada e irreversible de algún sector de la aorta, es una enfermedad frecuente, presente en alrededor el 2% de los mayores de 65 años. Además, su rotura provoca cada año en nuestro país la muerte de cerca de mil personas.

En su número de enero, el periódico DSalamanca recoge un artículo del Dr. Fernando Ruiz Grande, especialista del Servicio de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital Nuestra Señora del Rosario, en que explica todo lo relativo a los aneurismas de aorta abdominal: frecuencia, causas, localización, claves diagnósticas y opciones terapéuticas.

El texto completo de la tribuna médica es el siguiente:

La aorta es la arteria más importante. Sale del ventrículo izquierdo del corazón y lleva sangre oxigenada a todo el organismo. Tiene un tramo torácico y otro abdominal. Acaba a la altura del ombligo, dando lugar a dos ramas terminales (iliacas) que irrigan la pelvis y los miembros inferiores. Un aneurisma es una dilatación localizada e irreversible de algún sector de la aorta. Su evolución natural es hacia el crecimiento y la rotura y el riesgo de romperse está relacionado con el diámetro del aneurisma: cuanto más grande, mayor riesgo.

Frecuencia, causas y localización. Es una enfermedad frecuente, presente en alrededor del 2% de los mayores de 65 años. En España, mueren cerca de 1.000 personas/año por rotura de un aneurisma. La causa más habitual es degenerativa (arteriosclerosis), menos frecuentes son: infección, inflamación o algunas enfermedades congénitas. Existe un pequeño porcentaje con tendencia familiar para su aparición. Cerca del 80% suceden en la aorta abdominal, por debajo de la salida de las arterias renales, extendiéndose con frecuencia a las iliacas.

Claves diagnósticas. El peligro de los aneurismas reside en que no suelen dar ningún síntoma hasta que se rompen. Hace años, estos pacientes fallecían de repente, sin causa clara. Hoy, la profusión de pruebas de imagen (ecografías, escáneres o resonancias) realizadas por otros motivos, los detectan de forma casual. Los síntomas de rotura son dolor abdominal súbito, intenso e irradiado a espalda con signos de sangrado grave (palidez, tensión arterial baja, pérdida de conocimiento, taquicardia…). Algunos aneurismas presentan síntomas previos a la rotura: dolor abdominal inespecífico con irradiación lumbar o ciática. Estos síntomas imitan a los de un cólico nefrítico y con frecuencia conducen a errores diagnósticos. La ecografía abdominal se utiliza para el seguimiento de los aneurismas pequeños y el escáner con contraste (AngioTAC) es la prueba que permite planificar su tratamiento. En caso de rotura, salvo excepciones, la indicación de tratar es urgente y absoluta y constituye una emergencia vital.

Opciones terapéuticas. La cirugía abierta consiste en la sustitución de la porción de aorta aneurismática por un tubo protésico recto o bifurcado. No está exenta de complicaciones graves, con una mortalidad alrededor del 3%. En las últimas décadas, se ha impuesto un tratamiento menos agresivo con endoprótesis (EVAR): desde las arterias femorales, por cateterismo y control radiológico, se despliega un sistema de stents (muelles metálicos) recubiertos que aíslan el aneurisma por dentro entre dos zonas sanas. La morbimortalidad del procedimiento es muy baja (menos del 1%), pero presenta una mayor tasa de complicaciones a largo plazo, relacionadas con el dispositivo, que pueden comprometer el sellado del aneurisma (fugas, migraciones, acodamientos o desgaste de materiales) y que precisan soluciones complejas. De ahí que el seguimiento del paciente tratado con EVAR deba ser exhaustivo y de por vida.