Este trastorno es más frecuente en las mujeres que en los hombres

Con la llegada y la persistencia del calor que provocan las altas temperaturas en verano lo más normal es que, de forma general, nos sintamos más hinchados que tengamos la sensación de que retenemos más líquidos. La retención de líquidos o edema es la acumulación de estos en el espacio intersticial, fuera de las células y fuera de los vasos sanguíneos, como explica la Dra. Débora Nuevo, especialista en Medicina Interna del Hospital Nuestra Señora del Rosario.

¿Cuáles son los principales síntomas de este trastorno?

Según comenta la doctora en una entrevista publicada en el portal especializado Infosalus, que puedes leer íntegramente aquí, son el aumento de peso, el incremento del perímetro abdominal y la hinchazón de las piernas.

¿Por qué?

La experta apunta que las causas de la retención de líquidos pueden ser diferentes y variadas según cada individuo. Así, señala que pueden estar relacionadas con patologías graves, como la insuficiencia cardiaca, hepática o renal, con enfermedades vasculares menores o cambios hormonales, o, simplemente, con una alimentación incorrecta.

¿Cuándo?

La Dra. Nuevo, que subraya que las mujeres suelen ser las que más padecen la retención de líquidos, asegura que el verano es la época en la que, por regla general, se incrementa esta patología: “El aumento de la temperatura produce una vasodilatación general y periférica que favorece la salida de líquidos desde el

interior de los vasos”.

Consejos para mejorar los síntomas de la retención de líquidos

Como detalla la especialista en Medicina Interna del Hospital Nuestra Señora del Rosario, es posible mejorar los síntomas de la retención de líquidos. Para ello es conveniente seguir las recomendaciones que sugiere y así poner fin a esa sensación tan molesta que genera la retención de líquidos:

  • Cuidar la alimentación. Es imprescindible cuidar lo que comemos, vigilar el consumo de sal y de productos salados (conservas o productos precocinados).
  • Mantener una ingesta de agua suficiente. El consumo de agua es básico para mantener el equilibrio hídrico y osmótico, evitar la extravasación de líquidos y eliminar las toxinas por el hígado y el riñón, que perpetúan esta retención.
  • Aportar a la dieta alimentos de hoja verde, pues contienen electrolíticos, como el potasio, que favorecen el correcto equilibrio entre el sodio, el agua y los distintos minerales.
  • Evitar el sobrepeso y el sedentarismo. Hay que intentar reducir el tiempo que estamos sentados y, en caso de estarlo, mantener las piernas elevadas.
  • Llevar una vida activa. Así favorecemos la circulación venosa y dificultamos la formación de edemas.
  • Acudir a un especialista. En el caso de que la situación se prolongue en el tiempo o se agrave y para descartar otras patologías (renales, cardíacas, hormonales o vasculares), es recomendable visitar a un especialista.

Por último, la Dra. Nuevo Ejeda advierte de la importancia de no automedicarse con diuréticos ni con medicamentos, sin prescripción facultativa, ni de herbolario sin supervisión médica.