De los 5 millones de esquiadores que recibirán las estaciones de esquí españolas esta temporada, unos 10.000 sufrirán algún tipo de lesión. «Más de un tercio de las lesiones afectan a la rodilla. Ahora, la botas de esquí son muy seguras y protegen perfectamente tobillo y pie, pero ejercen un gran brazo de palanca que afecta directamente a la rodilla. Así, la lesión más frecuente es la rotura de menisco, aunque la más temida, por su larga recuperación, es la rotura del ligamento cruzado anterior«, explica el traumatólogo del Hospital Nuestra Señora del Rosario, de Madrid, Juan de Miguel, quien añade que «es de vital importancia en esta lesión la prevención mediante un correcto ajuste de las fijaciones, de manera que el esquí se libere ante un impacto y no pueda apalancar sobre la rodilla».

Una lesión muy particular por ser casi exclusiva del esquí es la rotura de los ligamentos del pulgar. «Aparentemente es una lesión banal, pero produce muchos quebraderos de cabeza hasta que se soluciona definitivamente. La mayoría se podrían evitar de una manera tan simple como colocar adecuadamente la correa que sujeta el bastón a la muñeca«, asegura el Dr. Juan de Miguel.

En cuanto a la prevención, el especialista del Hospital Nuestra Señora del Rosario, apunta a que se si llevan a cabo unas actuaciones se podrá evitar la aparición de algunas lesiones. Así, recomienda:

Llegar a las pistas con una condición física adecuada. Es importante realizar ejercicio físico durante todo el año. Es importante para practicar esquí con seguridad tener suficiente fortaleza y resistencia, a partes iguales, en los cuádriceps, glúteos y musculatura abdomino-lumbar. Para ello, se puede hacer natación, bicicleta o ejercicios específicos en gimnasio. En este sentido, no está de más contar con la ayuda de fisioterapeutas o preparadores físicos, situación que es casi una necesidad, sobre todo a medida que se va cumpliendo años.

El calentamiento previo de ciertos grupos musculares y articulaciones ayuda a disminuir la aparición de lesiones. Con unos sencillos ejercicios es fácil poner a tono tanto las rodillas, como la cintura pelviana y los hombros, que son las tres zonas que más movilidad necesitan para practicar esquí de manera segura.

Evitar el cansancio. La mayoría de las lesiones se producen a última hora y no es por casualidad. El cansancio acumulado hace que se pierda la fuerza y la coordinación necesaria para salvar una situación imprevista. En este sentido, es también muy importante una adecuada hidratación, pues aunque muchas veces no se note por el frío el esquí es un ejercicio bastante intenso en el que se pierde abundante líquido, lo que provoca fatiga muscular y contracturas.

Técnica adecuada es la mejor manera de prevenir lesiones, por lo que se recomienda la ayuda de monitores.

Cuidado de la piel
Otro aspecto que hay que cuidar al practicar es la piel. Según explica la Dra. Ana Álvarez-Vieitez, del Servicio de Dermatología del Hospital Nuestra Señora del Rosario, la protección solar tiene que formar parte de nuestro equipo de esquí. «Es imprescindible administrarla en toda la cara, sobre todo en la nariz y en la barbilla, una vez que la piel está hidratada». También hay que evitar las quemaduras en los párpados. Su piel es la más delicada de toda la cara. Por eso, es fundamental llevar en todo momento gafas de sol, aunque no se esté esquiando.

La dermatóloga del Hospital Nuestra Señora del Rosario recuerda que hay que intentar que se no se produzcan rozaduras en la piel. En este sentido, «las más frecuentes aparecen en la parte pretibial, producidas por las botas. Para que no aparezcan, hay que hidratar bien la zona y, en los casos necesarios utilizar una crema barrera entre la piel y la bota. Los pliegues de los calcetines pueden favorecer también la aparición de rozaduras y ampollas».

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