La Dra. Ana Álvarez-Vieitez, dermatóloga del Hospital, recuerda los beneficios de tomar el sol, pero advierte de sus muchos riesgos

Hemos pasado meses muy duros y dramáticos. No ha sido fácil. Y ahora que se aproxima el verano, seguramente que estamos pensando en descansar y en tomar el sol. Y, claro, surge una pregunta: el sol y la piel ¿son aliados o enemigos? Según advierte la Dra. Ana Álvarez-Vieitez, jefa de Dermatología del Hospital Nuestra Señora del Rosario, “hay que disfrutar del verano, pero bajo ningún concepto quemarse”.

Para la Dra. Álvarez-Vieitez pasar un verano agradable no está reñido en absoluto con tener una piel sana y bonita. Además, tomar baños de sol es muy beneficioso para sintetizar vitamina D, serotonina y dopamina, lo que mejora nuestro estado de ánimo, disminuye la tensión arterial, etc. Ahora bien, “hay que recordar que la piel tiene memoria y lo que hagas hoy con ella te pasará factura el día de mañana”.

Cuidados antes, durante y después del estío

Para disfrutar del sol en la playa, la piscina, el campo, la ventana, la terraza, la calle o la azotea tenemos que cuidar nuestra piel antes, durante y después del verano. La Dra. Álvarez-Vieitez recomienda seguir estos prácticos consejos:

  • Seguir una buena rutina de limpieza cutánea sin irritarla con productos agresivos ni sustancias perfumadas o alcohólicas, pues provocan manchas.
  • Exfoliación de la capa superficial de la piel dos veces en semana, no más, para eliminar la capa superficial de células muertas y favorecer la mejor absorción de cremas con un tono brillante y luminoso.
  • Tener una buena hidratación, pues el 20 % del agua del organismo está en la piel. Hay que beber 2 litros de agua al día y mantener la piel de todo el cuerpo muy hidratada, fundamentalmente la cara, con cremas emolientes ricas en ácido hialurónico, que aumenta la barrera hidrolipídica cutánea.
  • Una buena alimentación, rica en frutas y verduras, frutos secos, pescado azul que nos aportaran vitaminas A, C, E y Omega-3.

“El principal consejo es emplear fotoprotectores durante todo el año, intensificándolos en la época estival. Junto a esta fotoproteccion tópica debemos añadir la vía oral, que origina una mayor y más profunda protección”, subraya la dermatóloga, quien recuerda que tampoco hay que olvidarse de ojos, labios o cabello.

Proteger a los más pequeños

Por último, la responsable del Servicio de Dermatología del Hospital Nuestra Señora del Rosario insiste en que en el caso de los más pequeños de la casa, su piel es mas fina y blanca, con menos espesor de la capa córnea, menos vello y menos sebo, lo que la hace más vulnerable al sol. Aconseja, pues, que se evite una exposición solar directa a los menores de un año de edad y que se tenga en cuenta que las quemaduras solares en la infancia multiplican por dos el riesgo de desarrollar un melanoma maligno.