Las técnicas quirúrgicas controlan las crisis epilépticas en más del 50 % de los pacientes más graves
La epilepsia, el segundo trastorno neurológico más frecuente tras las cefaleas, cuenta actualmente con un abanico terapéutico para cada tipo de epilepsia y de paciente, incluso para aquellos en los que no funcionan los tratamientos más habituales. El 80 % de los afectados encuentra solución en los fármacos antiepilépticos, pero para aquellos en los que los medicamentos fallan, la cirugía logra eliminar las crisis epilépticas en un 70 por ciento de los pacientes y se puede reducir a más de la mitad la frecuencia e intensidad de las crisis en el 50 % de los casos más complicados gracias a técnicas quirúrgicas paliativas.
La primera opción quirúrgica es la resección del foco epiléptico, que está indicada para pacientes que no han respondido a los fármacos durante dos años (farmacorresistentes) y que están diagnosticados con epilepsia parcial (localizada en un área del cerebro), según explica el doctor Rafael García de Sola, Jefe del Servicio de Neurocirugía del Instituto de Neurociencias Avanzadas de Madrid (INEAMAD) del Hospital Nuestra Señora del Rosario, con motivo del Día Nacional de la Epilepsia, que se celebra el 24 de mayo.
La cirugía consta de dos fases: un estudio prequirúrgico, en el que se registran las crisis epilépticas para conocer bien dónde se originan y cómo son, y la operación en sí, en la que se extirpa el foco desencadenante de las crisis. “Pero hay también alternativas paliativas para los enfermos extraordinariamente graves. Aunque no consiguen eliminar el problema, pues sólo el 10 por ciento se queda sin crisis, logran un efecto algo superior a los medicamentos más modernos”, destaca este especialista.
“La cirugía convencional consigue eliminar las crisis epilépticas, pero hay muchos enfermos que tienen otro tipo de epilepsia y a los que no se les puede ofrecer esa intervención quirúrgica curativa, sino que se les somete a alternativas paliativas”, añade el Prof. García de Sola. Las técnicas quirúrgicas para los casos complejos, en los que nada ha funcionado, son fundamentalmente dos:
- La estimulación del nervio vago: indicada para epilépticos que no han respondido al tratamiento farmacológico, que no han obtenido beneficio de la cirugía convencional o a quienes no se les puede operar. Con esta técnica de nivel tecnológico muy sofisticado, el neurocirujano implanta un electrodo en el nervio vago (a nivel del cuello). A continuación, le envían estímulos intermitentes desde un dispositivo similar al marcapasos. Logra reducir la frecuencia e intensidad de las crisis en más del 50 % de los pacientes. Resulta adecuada para personas con un tipo de epilepsia llamada síndrome de Lennox-Gastaut.
- La estimulación cerebral profunda: consiste en implantar electrodos a nivel del tálamo y mantener una estimulación con un dispositivo parecido también al del estimulador del nervio vago. Consigue unos resultados similares, de disminución de más del 50% del número de crisis en más del 50% de los pacientes.
Crisis epilépticas: parciales y generalizadas
Actualmente, se estima que unas 400.000 personas en España están aquejadas de epilepsia –una alteración cerebral provocada por un exceso de actividad eléctrica en un tipo de neuronas ubicadas en la corteza cerebral– y cada año se diagnostican 20.000 casos nuevos. Se caracteriza por crisis epilépticas que se manifiestan de forma diferente según cómo sean: parciales (en una parte delimitada del cerebro) o generalizadas (se originan de forma simultánea en todo el cerebro).
De esta forma, la manifestación de las crisis epilépticas es muy variada. Las crisis parciales pueden ir desde alteraciones del movimiento y en la memoria, pero sin pérdida de conocimiento ni contacto con el medio; pasando por desconexión con el mundo que le rodea y mirada perdida con repetición automática de ciertos movimientos, hasta una crisis generaliza de tipo convulsivo. En el caso de las generalizadas, las crisis son más diversas:
- Pérdida de contacto con el medio y mirada fija en un punto (crisis de ausencia)
- Sacudida brusca y rápida de las extremidades sin alteración de consciencia (crisis mioclónicas)
- Contracción de los músculos del cuerpo con hiperextensión brusca, que puede estar acompañada de pérdida de consciencia (crisis tónica)
- Pérdida de fuerza muscular, por lo que la persona cae al suelo (crisis atónica)
- Caída al suelo y rigidez corporal, seguidas de sacuidades rítmicas de brazos y piernas. Puede generar mordeduras de lengua, labios morados, emisión de espuma por la boca y relajación de esfínteres (crisis convulsiva).
El Hospital Nuestra Señora del Rosario cuenta con un Servicio de Urgencias Neurológicas 24 horas que posibilita la rápida atención de las crisis epilépticas en cualquier momento. Un equipo de neurólogos, neurocirujanos y especialistas en neurodiagnóstico está permanentemente localizado y con la estructura y los medios técnicos necesarios disponibles para atender urgencias neurológicas.