Los síntomas por disfunción del suelo pélvico son relativamente frecuentes en la población. Aunque los datos son muy variables, la incontinencia urinaria se podría presentar hasta en el 25% de la población, especialmente en las mujeres mayores de 65 años. A su vez, la incontinencia fecal podría afectar a entre el 2,5 y el 5% de la población y a entre el 9 y el 30% de los mayores de 65 años. Así lo asegura el Dr. Jesús Vara Paniagua, responsable de la Unidad de Rehabilitación de Suelo Pélvico de Urología Integral NSR, del Hospital Nuestra Señora del Rosario, quien destaca igualmente que una de cada tres mujeres puede presentar un prolapso de órganos pélvicos a lo largo de su vida.

“El suelo pélvico, a pesar de ser una de las partes más importantes del cuerpo humano, sigue siendo un gran desconocido, y sus disfunciones, en muchos casos, un motivo de tabú con una gran repercusión en la calidad de vida y en la salud emocional de la mujer y del hombre”, comenta este especialista, quien recuerda que el suelo pélvico está formado por un conjunto de músculos y ligamentos localizados en la base de la pelvis, en estrecha relación con los músculos de la pared abdominal,  el diafragma y la columna lumbar. “Es una estructura dinámica que se adapta a nuestros movimientos, manteniendo una tensión adecuada para sujetar la vejiga y la uretra, el útero y el recto dentro de la pelvis”, abunda.

Alteración de sus funciones

Cuando el suelo pélvico se debilita, los órganos que sostiene pueden descender y alterar sus funciones, manifestándose como pérdidas de orina, gases o heces, sensación de pesadez o de ocupación en la vagina. En otras ocasiones, la tensión muscular excesiva puede provocar dolor en periné, dificultad para orinar o defecar, y alteraciones en las relaciones sexuales.

Según el Dr. Vara Paniagua, además de los factores genéticos (que determinan la calidad de nuestros tejidos), pueden resultar perjudiciales para el suelo pélvico “el aumento de presión sobre éste, asociado a deportes de impacto y esfuerzos laborales, el estreñimiento, la obesidad, la tos repetida y la cirugía uro-ginecológica y proctológica. En la mujer, además, son determinantes el embarazo, el tipo de parto y la menopausia”.

Tratamientos de rehabilitación

Según comenta este experto, existen tratamientos para todos los pacientes, desde medidas conservadoras que incluyen modificaciones en el estilo de vida, fármacos y tratamiento de rehabilitación, hasta la cirugía en según qué casos.

A su juicio, la prevención es la medida ideal: “Además de prevenir y tratar los factores de riesgo referidos, está demostrada la efectividad de los programas preventivos de entrenamiento muscular durante el embarazo y en posparto, así como previo a la cirugía uro-ginecológica y proctológica (programas de prehabilitación)”.

Subraya asimismo la efectividad del tratamiento de rehabilitación en esta patología, por medio del entrenamiento muscular (ejercicio terapéutico), combinando diferentes técnicas:

  • Manuales: como el trabajo manual activo en el fortalecimiento muscular, y el masaje perineal (liberación miofascial y masaje transverso profundo) para mejorar elasticidad y normalizar el tono de los tejidos.
  • Instrumentales: como el biofeedback y la electroestimulación. Colaboran en el fortalecimiento y la relajación muscular, en el control del dolor, etc.
  • Entrenamiento abdominopélvico: ejercicios hipopresivos.

Concluye el Dr. Vara Paniagua que los tratamientos de rehabilitación mejorarían los síntomas en el 75-90% de pacientes con incontinencia urinaria y en el 50-75% con incontinencia fecal, “aumentando la continencia y la adhesión al tratamiento si se asocia el biofeedback”. De hecho, esta nueva unidad cuenta con una fisioterapeuta especializada en suelo pélvico, de amplia experiencia en esta área, Beatriz Álvarez.