La Dra. Álvarez-Vieitez, dermatóloga del Hospital, habla de los factores que más influyen
El estado de la piel depende del exposoma, que es el conjunto de factores no genéticos a los que estamos expuestos y que determinan nuestra salud y nuestro bienestar. La lista de adversarios es muy larga, aunque los expertos, entre los que se encuentra la Dra. Ana Álvarez-Vieitez, dermatóloga del Hospital Nuestra Señora del Rosario, apuntan, en un amplio reportaje publicado en la revista Vogue, estos 10 factores del exposoma como los más involucrados en el deterioro de la belleza y la salud de la piel: sol, dieta, contaminación, tabaco, alcohol y excitantes, falta de sueño, luz visible, estrés, temperatura y cosmética.
Como es sabido, el factor más conocido y más dañino es el sol. “El sol, con su radiación ultravioleta, UVA-UVB-UVC, puede ocasionar hasta un 80% del envejecimiento cutáneo, sin olvidar su papel primordial en la aparición de los cánceres de piel. Las personas que no usan una buena fotoprotección diaria (SPF 30 o 50), envejecen un 24% más que los que sí la emplean, apareciendo manchas, arrugas, piel afinada, etc”, asegura la Dra. Álvarez-Vieitez, dermatóloga del Hospital.
Con respecto a la alimentación, la especialista aconseja una dieta rica en alimentos antioxidantes, “pues una dieta baja en ellos provoca en torno a 25% del envejecimiento cutáneo”. De igual forma, recuerda que el hábito del tabaco promueve las arrugas y altera las glándulas sebáceas, lo que genera una piel engrosada, grisácea y con muchos quistes de retención. En lo que se refiere al consumo de alcohol, la Dra. Álvarez-Vieitez comenta que “deshidrata la piel y vasodilata los capilares cutáneos, favoreciendo la temida cuperosis con piel enrojecida y en su extremo la deformante rinofima o nariz de payaso».
No es nada bueno tampoco estar sometido a situaciones de estrés, como señala la experta: “El estrés, la ansiedad, la depresión o el cansancio afectan al aspecto de la piel, el pelo y las uñas y acaban provocando una reducción de su luminosidad, la dilatación de los poros, descamación, caída del pelo, uñas deslustradas, etc.”.
En resumen, el exposoma se ha de entender como un compañero de vida del que no nos podemos separar en ningún momento y con el que tenemos que aprender a convivir de la forma más amistosa posible.
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