A ciertas edades comenzamos a preocuparnos por el descolgamiento, ya sea del rostro o de los brazos, un problema con un origen multifactorial que normalmente está ligado al envejecimiento, pero en el que también intervienen factores genéticos y medioambientales.

“El código genético es clave en la evolución de la flacidez. Si hay buena calidad de la piel y del soporte esquelético, los tejidos se mantendrán mejor”, afirma el Dr. Antonio de la Fuente, jefe del Servicio de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora del Hospital Nuestra Señora del Rosario.

El experto no duda en señalar al sol como uno de los responsables de este descolgamiento, y es que “el sol degrada las fibras elásticas”, una razón más para ser extremadamente cuidadosos con las exposiciones prolongadas y sin la protección adecuada.

Gestos como hidratarse adecuadamente y llevar una alimentación equilibrada, rica en frutas y verduras, además de practicar un ejercicio adecuado a la forma física y edad de quien lo realiza, son interesantes no solo para nuestra salud, también para mantener una buena calidad de la piel y ejercitar correctamente nuestros músculos.

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