Hipertensión arterial, diabetes mellitus, problemas hepáticos y probabilidad de infarto de miocardio o ictus, entre los riesgos

Como es sabido, el sueño es una parte fundamental en la vida del ser humano, ya que representa una tercera parte de ella. Además, proporciona un buen estado físico durante la vigilia y evita el desarrollo de numerosas enfermedades metabólicas. “Obtener un sueño reparador es básico para lograr un rendimiento adecuado y gozar de buena salud”, comenta el Dr. Joaquín Lora Díaz, del Servicio de Otorrinolaringología (ORL) del Hospital Nuestra Señora del Rosario, quien alerta sobre los trastornos del mismo, como el síndrome de apnea obstructiva del sueño.

La anomalía del sueño más prevalente es el ronquido, consecuencia de la vibración de las distintas estructuras faringolaríngeas cuando nos encontramos dormidos. Cuando esta alteración se acompaña de obesidad o sobrepeso, sedentarismo, hábito tabáquico, consumo de alcohol o, incluso, la ingesta de determinados medicamentos, aumenta exponencialmente el riesgo de padecer el síndrome de apnea obstructiva del sueño. “Entonces, el ronquido se acompaña de alteraciones en la oxigenación nocturna de la sangre, con el consiguiente compromiso metabólico asociado”, explica el especialista.

Características de la apnea obstructiva del sueño

El síndrome de apnea obstructiva del sueño, que afecta a un 2% de las mujeres y a un 4% de los hombres, se caracteriza por una disminución del flujo aéreo durante el reposo, con una menor oxigenación de sangre, lo que se traduce en microdespertares inconscientes que no permiten el descanso adecuado del paciente. Aunque los síntomas son muy variables, la mayoría de los individuos afectados refiere sensación de cansancio excesivo durante el día, con imposibilidad para mantenerse despiertos en actividades cotidianas, dolor de cabeza, irritabilidad o insomnio. “Además, la falta de sueño predispone a situaciones metabólicas de alto riesgo, como el desarrollo de hipertensión arterial, diabetes mellitus o problemas hepáticos, aumentando asimismo las probabilidades de sufrir infarto de miocardio o ictus”, abunda el Dr. Lora Díaz.

Diagnóstico

Lo más común es que la alarma diagnóstica del síndrome de apnea obstructiva del sueño la haga la pareja del paciente. El ronquido suele ser bastante molesto, pero las apneas nocturnas son las que realmente preocupan a ambos y se convierten en el principal motivo de consulta al especialista.

En la consulta de Otorrinolaringología se efectuará un diagnóstico adecuado de los trastornos del sueño, haciendo especial hincapié en el síndrome de apnea obstructiva. Para ello, se solicitarán las pruebas funcionales necesarias para averiguar el origen de la enfermedad. La monitorización del paciente mientras está dormido es la prueba de mayor valor clínico.

“A veces, para completar el estudio, puede ser necesaria una exploración funcional de la vía aérea durante el sueño. Este test se efectuará en el quirófano, induciendo el ronquido y la apnea con diversos fármacos, con el fin de simular un descanso similar al que logra el paciente en su domicilio”, puntualiza el Dr. Lora Díaz, quien participará en la próxima jornada del ciclo divulgativo Martes de Salud, dedicado a las patologías ORL y programado para el día 25 de febrero, a las 18 horas, en la sala de conferencias del Hospital Nuestra Señora del Rosario.

Tratamiento

El tratamiento de este síndrome es variable. La terapia más comúnmente utilizada consiste en la colocación de un dispositivo con presión continua durante la noche. También existe la posibilidad de practicar determinadas cirugías que modifican la forma y la función de las estructuras faríngeas y laríngeas. La finalidad de este tratamiento multidisciplinar es ofrecer al paciente el máximo confort, mejorar su calidad de sueño, evitar al mismo tiempo las consecuencias metabólicas inherentes a este síndrome y permitirle llevar una vida normal y su actividad cotidiana.