¿Cuál es el mejor lugar para guardar los cepillos de dientes? ¿Existen riesgos para nuestra salud en función de donde los colocamos? Si los baños son los espacios de la casa con más gérmenes, ¿estamos haciéndolo bien si los tenemos en ellos? Los doctores Raúl González-García y Jesús Sastre Pérez, médicos especialistas en Cirugía Oral y Maxilofacial del Hospital Universitario Nuestra Señora del Rosario, responden, en una entrevista para el suplemento Bienestar, del diario ABC, a estas dudas que, seguramente, tengamos la mayoría de personas.
Los dos especialistas también aclaran cuándo deben sustituirse por unos nuevos. Así, recomiendan que hay que tirar los viejos y utilizar otros recién sacados de sus envoltorios cada 8-10 semanas tras el inicio de su uso, o bien cuando se observe que las cerdas empiezan a estar desgastadas. Este consejo sirva tanto para los eléctricos como para los manuales.
¿Qué hacer con el capuchón?
También señalan que el capuchón que llevan algunos es mejor no emplearlo: “El capuchón provoca un ambiente de humedad que puede favorecer la proliferación de microorganismos que contaminen las cerdas del cepillo”. Y, de igual modo, tampoco son partidarios de que se almacenen juntos los de distintos miembros de la familia en el mismo recipiente, pues puede producirse una transferencia de gérmenes entre ellos: “Lo ideal sería guardar el cepillo de dientes en posición vertical en un ambiente seco, para que así desprenda su humedad y que no entre en contacto con otros cepillos, de tal modo que se evite la transferencia de microorganismos”.
Sugieren igualmente que se evite su almacenamiento cerca del inodoro: “Todo ello en aras de eliminar contaminaciones cruzadas con otro tipo de bacterias, potencialmente más peligrosas, como las del tracto digestivo bajo, que no forman parte de la flora bacteriana oral habitual”. Por último, comentan que tras el cepillado debemos enjuagarlos bien para eliminar todos los residuos, agitarlos para reducir el exceso de agua y, luego, guardarlos en posición vertical en un vaso o soporte para que no toquen ningún otro cepillo de dientes.
Si mantenemos alejadas las bacterias, es más fácil conservar una boca limpia.