Entre los distintos tratamientos quirúrgicos de la hiperplasia benigna de próstata (HBP) está la hidroablación prostática con sistema AQUABEAM, un procedimiento mínimamente invasivo, mediante el cual el tejido prostático es retirado mediante un jet de agua a alta presión. El sistema cuenta con un guiado ecográfico que permite llevar a cabo una planificación precisa de la cirugía, retirándose únicamente el tejido que causa el problema de obstrucción al paciente.

Uno de sus grandes referentes en España es el Dr. José Ramón Pérez-Carral, urólogo del Hospital Universitario Nuestra Señora del Rosario, también figura relevante en la práctica de la enucleación prostática con láser de holmio (HoLEP).

“La cirugía se realiza a través de la uretra, sin necesidad de hacer incisiones en la piel, con un instrumento robótico de menor calibre que el que se usa en las cirugías convencionales. Con él se visualiza perfectamente la zona a tratar gracias a una cámara acoplada al brazo robótico que llevará a cabo la cirugía una vez planificado el procedimiento. Posteriormente, se aplica un jet de agua a alta presión que retira el tejido sin usar calor ni provocar síntomas irritativos ni lesiones en las estructuras anatómicas circundantes, incluida la zona por la que el paciente eyacula. De esta forma, se logra la curación sin afectar a las relaciones sexuales del paciente”, explica en detalle el Dr. Pérez-Carral.

Según el especialista, es muy importante que la planificación sea llevada a cabo por un cirujano experto en la patología benigna de la próstata, ya que conocer al milímetro la anatomía de la zona confiere la habilidad de maximizar la curación del paciente sin producir apenas efectos secundarios de incontinencia, impotencia o pérdida de la eyaculación.

Procedimiento seguro y recuperación rápida

Por último, el cirujano revisa la zona tratada con una cámara de alta definición y un instrumento coagulador para cerrar cualquier vaso que pueda producir un sangrado excesivo en el postoperatorio, por lo que la recuperación es muy buena y la seguridad del procedimiento es tremendamente alta. “El proceso termina con la colocación de una sonda vesical y un suero lavador con el que el paciente permanecerá entre 24 y 48 horas antes de su retirada y alta a domicilio”, concluye el urólogo.