En la última década, la conciencia sobre el lipedema, una enfermedad inflamatoria crónica de la grasa que afecta principalmente a mujeres, ha ido en aumento, y en junio se celebra el Mes de Concienciación del Lipedema, con el objetivo de aumentar el conocimiento sobre esta patología. Se estima que entre un 12 y un 18% de mujeres entre 35 y 45 años la padecen, pero, a pesar de esto, sigue estando subdiagnosticada.

Hasta mayo de 2018, el lipedema no fue reconocido como una enfermedad por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, con la introducción de la Clasificación Internacional de Enfermedades, el lipedema fue oficialmente reconocido y clasificado junto con la «celulitis» bajo el nombre de «lipoedema».

Como explica la Dra. Carmen Iglesias, responsable del Servicio de Cirugía Plástica y Medicina Estética del Hospital Universitario Nuestra Señora del Rosario, miembro del grupo de trabajo que creó el Consenso sobre Lipedema en 2018 y socia fundadora de Lipedema Word Alliance, “el lipedema es una enfermedad de la grasa que supone unos depósitos grasos localizados en determinadas zonas de las piernas y en los brazos, y que cursan con dolor, a la palpación y pesadez que terminan causando dificultad para el movimiento”.

Además de este síntoma visible, que es la deformidad por los depósitos de grasa, hay otros que lo acompañan, como el cansancio y la debilidad en las extremidades, lo que en muchas ocasiones provoca una pérdida en la capacidad de movimiento, con una disminución significativa de la calidad de vida de quienes la padecen. “Es importante tener hábitos de vida saludables como una dieta sana y equilibrada, y realizar deporte tanto aeróbico como en anaeróbico para fomentar la musculación, sobre todo cuando aparece el dolor y en especial en aquellas chicas en las que la pesadez es importante. Las medias de compresión son su mejor aliado para poder llegar a la tarde sin tener esa sensación de pesadez”, aconseja la Dra. Iglesias.

El lipedema puede empezar a manifestarse durante la pubertad, coincidiendo con el inicio de la menstruación en las mujeres. Este cambio hormonal puede desencadenar la acumulación de grasa de manera desproporcionada. “Es frecuente que a estas chicas se les diga que se tienen que esforzar un poco más con las dietas, pero ni con dieta ni ejercicio terminan de desaparecen esas acumulaciones de grasa”, abunda la experta.

Tratamiento del lipedema

Es necesario un abordaje integral para ayudar a las pacientes a manejar esta enfermedad de manera efectiva, por un lado, manteniendo un estilo de vida saludable, y con un tratamiento conservador del mismo para mejorar el dolor y la pesadez, pero la cirugía es el único tratamiento que elimina esa grasa de forma definitiva. “Son mujeres que deben tener cuidado del peso a lo largo de su vida por la incapacidad de perder esos depósitos de grasa al perder peso. Las mujeres cambiamos de peso con cierta facilidad por los trastornos hormonales, por los embarazos o por la menopausia, y esos son los momentos en los que hay que tener especial atención, llevando una dieta sana y equilibrada, en la que hay que dar especial importancia a las proteínas y disminuir en una manera razonable el consumo de hidratos de carbono”. “En cuanto a la cirugía”, continúa, “con la liposucción eliminamos los depósitos de grasa excesivos y mejoramos la forma y función de las extremidades afectadas. Es crucial que estos procedimientos sean realizados por cirujanos plásticos con experiencia en el tratamiento del lipedema para garantizar resultados óptimos y minimizar los riesgos”.

Muchas pacientes preguntan si pueden volver a desarrollar ese lipedema tras la cirugía, a lo que la Dra. Iglesias responde “por lo general, el aumento de peso no condiciona tanto ese aumento masivo en las zonas en las que había esa acumulación de grasa, y siempre se mantiene la forma de la liposucción que hemos hecho. Incluso ganando grandes cantidades de peso, las pacientes no vuelven a tener esa deformidad tan llamativa como antes de operar, sino que conservan la forma otorgada por la cirugía”. Por otro lado, asegura, “para los periodos de inflamación, se pueden realizar drenajes linfáticos, presoterapia, radiofrecuencia o tratamiento con ultrasonido. Estos van a bajar la inflamación y el edema de manera temporal”.

“El postoperatorio del lipedema es menos duro de lo que muchas veces nos imaginamos; los hematomas son molestos, es una molestia al roce, a la presión y una sensación de palpitación, para lo que se toman analgésicos”, detalla, y añade: “Es muy importante salir a caminar mucho, cuanto más mejor, beber muchos líquidos y continuar el tratamiento con drenajes linfáticos, presoterapia, ultrasonidos o radiofrecuencia, además de llevar las medias de compresión indicadas por el especialista”.

Una de las preguntas más frecuentes es cuando se puede volver al trabajo, pero eso depende del tipo de trabajo. Lo normal es que, pasados 7 o 10 días, las pacientes se puedan incorporar a su actividad laboral, pero todo va a depender del trabajo que desarrollen. Para un trabajo en el que haya que realizar grandes esfuerzos o estar mucho tiempo de pie pueden ser necesarias tres semanas de baja.