Prevenir la aparición de esta enfermedad crónica ayuda a reducir el riesgo de varios tipos de cáncer como el de mama, colon, páncreas o hígado.

Los mensajes reiterados de la comunidad científica sobre la necesidad de prevenir a toda costa la aparición de la diabetes no son baladíes. Al riesgo asociado de enfermedad cardiovascular o retinopatía diabética, más conocidos por la población general, se suma otro menos mencionado pero real: el aumento de probabilidades de padecer cáncer.

En los últimos 50 años, numerosos estudios científicos han relacionado la diabetes, en particular la de tipo 2, con un mayor riesgo de cáncer. En 2010, un informe de consenso de la Asociación Americana de Diabetes y la Sociedad Americana del Cáncer concluyó que la diabetes tipo 2 está estrechamente asociada con un mayor riesgo de padecer varios tipos de cánceres (colorrectal, mama, endometrio, hígado, páncreas y vejiga), mientras que esta fuerte evidencia no respalda el vínculo de la diabetes con otros tumores como el de riñón, la leucemia o el de esófago.

Aunque la propia comunidad científica cree que se debe seguir investigando sobre este vínculo, se sospecha que los niveles elevados de insulina en sangre (hiperinsulinemia), característicos al periodo anterior a la aparición de la diabetes, junto a la de otros péptidos similares, estimulan determinados procesos metabólicos que favorecen la proliferación celular y, por tanto, el desarrollo de enfermedad tumoral.

¿Por qué?

La causa ¿podría ser porque algunos tratamientos de la diabetes lo desencadenen? ¿O porque las causas subyacentes de la enfermedad son comunes al cáncer? No existen conclusiones definitivas, pero sí se sabe que los cambios en el estilo de vida que previenen o revierten la diabetes también reducen el riesgo de cáncer. La diabetes duplica el riesgo de cáncer de hígado, páncreas y endometrio. Aumenta el riesgo de cáncer colorrectal, de mama y de vejiga en un 20% a 50%. Pero reduce el riesgo de cáncer de próstata en los hombres.

Los diabéticos tienden a tener algunos factores de riesgo conocidos para el cáncer: edad avanzada, obesidad, mala alimentación e inactividad física. Y los problemas comunes de su enfermedad – niveles demasiado altos de insulina, niveles demasiado altos de azúcar en la sangre e inflamación aumentan el riesgo de cáncer.

Pero no sólo, la ciencia ha constatado que los factores de crecimiento insulínico (IGFs) son proteínas con una alta similitud de secuencia con la insulina. Los IGFs son parte de un sistema complejo que las células usan para comunicarse con su entorno. Se han descubierto los roles importantes que los IGFs juegan en las enfermedades como el cáncer o la diabetes, mostrando por ejemplo que el IGF-1 estimula el crecimiento de las células cancerígenas de la mama. A este dato se suma la evidencia de que la obesidad, principal factor de riesgo de la diabetes, aumenta la producción de estrógenos, o que conduce posiblemente a un crecimiento más rápido de tumores de seno que responden al estrógeno.

¿Cómo podemos prevenir la diabetes?

Según indica el Dr. Sánchez Franco, endocrino del Hospital Nuestra Señora del Rosario, existen una serie de consejos para prevenir la aparición de la diabetes, tales como:

  • Combatir el sedentarismo. La falta de ejercicio físico es el gran enemigo de la salud y por extensión de la diabetes. Y, además, el deporte ayuda a disminuir los niveles de glucosa en sangre
  • Mantener un peso adecuado. La diabetes está estrechamente relacionada con el sobrepeso y la obesidad. Se debe vigilar la báscula y evitar el exceso de kilos.
  • Controlar la ingesta de bebidas azucaradas. Contribuyen al aumento de peso y elevan el riesgo de diabetes. Asimismo, se debe restringir el consumo de alcohol.
  • Evitar las comidas rápidas. Son ricas en grasas, sal y altamente calóricas.
  • Disminuir la sal.
  • Dieta sana. Es conveniente comer legumbres, pescado, carne de ave y pequeñas cantidades de lácteos
  • Aumentar las fibras. Es aconsejable consumir productos menos refinados como arroz moreno, pan integral o cereales integrales.