Desde sus orígenes, que se remontan a principios del siglo XIX, la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana entendió que en el cuidado de los más desfavorecidos de la sociedad, a quienes consagró su actividad cotidiana, era necesario combinar profesionalidad e innovación, con caridad y hospitalidad. Por eso, una de las premisas que rigen la actuación cotidiana de las Hermanas en todo el mundo es la de la Caridad hecha Hospitalidad. Una forma de entender la atención a los demás que se traduce en Cuidar, Humanizar y Evangelizar.

También la asistencia a los pacientes en el Hospital Universitario Nuestra Señora del Rosario, propiedad de las Hermanas, se consagra a la Humanización de la salud como principio rector. De ahí que toda la plantilla del centro se actualice, a través de cursos de formación continuos, en el desarrollo de la competencia relacional y emocional con los pacientes y sus familias como forma de contribuir a mejorar su salud y a que su estancia en el Hospital sea lo más agradable posible.

Nuestros profesionales perciben la dignidad humana como fundamento de la humanización de la asistencia, de ahí que cultiven una comunicación con el paciente y su familia centrada en la persona, primando la empatía, la aceptación incondicional y la autenticidad. Una de las actuaciones más efectivas es la de la escucha activa, que se cultiva a diario en el trato y la relación de ayuda con el paciente, y que estuvo especialmente presente durante los meses más duros de la pandemia de coronavirus, cuando el aislamiento impedía a los enfermos entrar en contacto con sus familiares y allegados. Entonces, los pacientes encontraron en el personal del Hospital un apoyo incondicional ante la soledad, la inquietud, el temor, la desesperanza o la enfermedad.

En el Hospital Nuestra Señora del Rosario estamos convencidos de que la humanización de la asistencia sanitaria, que practicamos desde hace más de 130 años, ayuda a la mejoría de quien, por razones de salud, se ve obligado a requerir nuestros servicios.