A partir del final de la pandemia de covid-19 y la paulatina retirada de la mascarilla, a la que nos habíamos visto obligados para evitar los contagios por coronavirus, los neumólogos comenzaron a detectar un incremento en los episodios de infecciones respiratorias, aunque también hay que decir que en estas fechas invernales en las que nos hallamos son más frecuentes que en otras épocas del año.

Entre ellas está la neumonía, cuya incidencia en España, según recuerda la Dra. Belén López-Muñiz Ballesteros, jefa del Servicio de Neumología y Broncoscopia del Hospital Universitario Nuestra Señora del Rosario, se estima entre 2 y 10 casos por cada 1.000 habitantes, si bien estamos ante cifras que han ido aumentando en los últimos tiempos. “La neumonía es una infección a nivel pulmonar, que puede afectar a uno o a ambos pulmones, cuyos síntomas más característicos son fiebre, tos con expectoración purulenta y dolor en uno de los costados, principalmente al respirar”, explica la especialista.

Según advierte, las personas con más riesgo de padecerla son aquellas que se sitúan en las edades extremas de la vida, principalmente los ancianos, aunque también están los fumadores y los que asocien patologías respiratorias crónicas o estén recibiendo tratamientos que puedan bajar sus defensas.

Diagnóstico y tratamiento

Antes de definir su tratamiento, es preciso establecer un diagnóstico diferencial con otras infecciones respiratorias. En el caso de la neumonía, la medicación a emplear son los antibióticos, cuyos ciclos suelen ser de unos siete días en función de su gravedad.

“Es recomendable hacerse una radiografía un mes después de haber finalizado el tratamiento para confirmar su completa resolución. A veces, sin embargo, se hace preciso el ingreso hospitalario, que será prescrito cuando el paciente presente algún dato de gravedad, como que se encuentra en situación de insuficiencia respiratoria, que la infección afecte a varios lados del pulmón o que asocie alguna enfermedad grave”, abunda la Dra. López-Muñiz Ballesteros.

La principal complicación que pudiera presentarse es la insuficiencia respiratoria, que se tratará con oxígeno durante el ingreso. Ocasionalmente dejaría alguna pequeña cicatriz a nivel pulmonar, que no tiene por qué dar clínica al paciente, y, en casos muy graves, puede ocasionar ingresos en la UCI.

Concluye la neumóloga recordando que la neumonía puede estar provocada por múltiples gérmenes para los que no existe forma de prevenir el contagio: “La única y mejor forma de intentar evitarla sería vacunarse de aquellos gérmenes para los que sí tenemos vacunas, como el neumococo, microrganismo que más frecuentemente produce neumonía en la edad adulta, en aquellos pacientes para los que esté indicado, así como de la gripe y del covid”.