Aunque poco frecuente, durante el embarazo puede ocasionar aborto, parto prematuro, infección neonatal o muerte fetal, por lo que es fundamental prevenirla
La Dra. Carmen Martín Blanco, del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Nuestra Señora del Rosario, ofrece unas pautas para prevenir esta infección durante el período de gestación
La listeriosis es una infección causada por una bacteria, la Listeria Monocytogenes, tras la ingesta de alimentos contaminados. Aunque no suele producir cuadros graves en personas sanas -fiebre, síntomas gastroinstestinales…-, sí puede ocasionar múltiples manifestaciones clínicas, algunas graves, en embarazadas, niños e inmunocomprometidos, que presentan una susceptibilidad mayor de infección. De hecho, como destaca la Dra. Martín Blanco, del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Nuestra Señora del Rosario, aunque su incidencia es baja (en torno a 1,2 por cada 10.000 embarazos), las gestantes presentan un riesgo de contraerla 20 veces superior a la población general.
Para evitar las posibles complicaciones para la madre y el feto o el recién nacido, se hace preciso prevenir su infección. “La gestación supone un estado de inmunodepresión para la mujer que la hace más susceptible frente a cierto tipo de infecciones, como a la listeriosis. No hay que olvidar que este microorganismo es capaz de atravesar la placenta e infectar al feto, pudiendo provocar aborto, parto prematuro, muerte fetal o infección neonatal, lo que podría acarrear secuelas posteriores para el recién nacido”, asegura la especialista del centro hospitalario madrileño.
Síntomas de la listeriosis
Los síntomas de la listeriosis, que pueden aparecer desde los 2 a los 30 días de la exposición, se asemejan a un cuadro gripal: fiebre superior a 38ºC, malestar general, dolor de cabeza, dolores musculares y de espalda y problemas gastrointestinales: diarrea, náuseas o vómitos. “Es importante subrayar que si no hay fiebre ni se ha presentado clínica, no está indicado hacer estudio alguno a las gestantes”, puntualiza la Dra. Martín Blanco, quien apunta que durante el embarazo, para prevenir la infección del feto o del recién nacido, el tratamiento se efectúa con antibióticos. “Los recién nacidos con listeriosis son igualmente tratados con los mismos antibióticos”, abunda.
Prevención de la listeriosis
La especialista promueve la prevención, puesto que la infección por listeria se puede evitar si se tienen en cuenta las siguientes precauciones a la hora de la alimentación:
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- Evitar la ingesta de leche y de productos lácteos no pasteurizados. No se recomienda la comida de quesos blandos, como el feta o el brie, de estilo mexicano, enmohecidos o azules (a no ser que estén pasteurizados). Se sugiere mejor decantarse por quesos duros como el cheedar o los semiblandos pasteurizados.
- Lavar bien frutas y verduras antes de consumirlas.
- Mantener la nevera por debajo de los 4ºC y el congelador por debajo de los -18ºC.
- Utilizar lo antes posible productos perecederos y platos precocinados.
- Lavar bien las manos, los cuchillos y los utensilios de cocina tras la manipulación de alimentos crudos.
- Cocinar bien los alimentos crudos, especialmente las carnes, los mariscos y los pescados. Evitar pescados y mariscos ahumados.
- Tener cuidado con las salchichas, los embutidos y los derivados cárnicos, como patés, si no han sido cocinados correctamente.
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“La listeria es una bacteria resistente al calor y al frío que se multiplica a temperaturas de entre 4ºC y 45ºC. A otras más bajas, su crecimiento se enlentece, pero la congelación no la destruye. Para acabar con ella son necesarias temperaturas elevadas por encima de los 50ºC”, concluye la Dra. Martín Blanco.