Las fístulas perianales, que son trayectos entre el canal del ano y la piel, se originan en la mayoría de los casos “tras la obstrucción e infección de unas glándulas localizadas en el canal del ano”. Así lo asegura el Dr. Jaime Zorrilla Ortúzar, cirujano digestivo y especialista en proctología del Hospital Nuestra Señora del Rosario, quien calcula que “aproximadamente 2 de cada 10.000 personas sufrirán una fístula cada año”, una enfermedad “más frecuente en adultos jóvenes, sobre todo en los hombres”.

¿Qué causa las fístulas?

Su origen es muy variado y el más habitual tiene que ver con infecciones de las glándulas del canal anal o a fisuras que generan absceso, que drena hacia la piel, pero, como explica el Dr. Zorrilla Ortúzar, “la causa que produce esta obstrucción suele ser desconocida”. Lo que sí es cierto es que existen algunas enfermedades que pueden producir fístulas como efecto secundario, como la enfermedad inflamatoria intestinal, principalmente la de Crohn. También puede vincularse con diversas patologías de transmisión sexual, como el VIH, la sífilis y la clamidia, con algunos tumores de recto y ano y con ciertos traumatismos durante el parto, accidentes o secundario a cirugía anal.

¿Cuáles son sus síntomas?

La gran mayoría de las fístulas debutan como un absceso. “El paciente nota presión y dolor en la zona del ano así como inflamación, más o menos intensa dependiendo de la localización del absceso”, detalla el especialista del Hospital Nuestra Señora del Rosario.  Este dolor suele empezar como una sensación de peso o dolor y aumenta a la presión o al defecar. También aparece calor y rubor (enrojecimiento) en la zona y, al cronificarse, se producen molestias en la zona afectada y supuración.

Otro síntoma de la fístula es que puede asociarse con fiebre. Si el paciente está en esta situación, “se requerirá de una valoración y de un tratamiento urgente” ya que “un absceso no tratado de manera correcta puede poner al paciente en una situación de riesgo vital”, apunta el Dr. Zorrilla Ortúzar

Según este especialista en proctología, una vez se trate el abceso pueden darse dos situaciones. De un lado, casi la mitad de los pacientes verán resuelto su problema, aunque pueden sufrir nuevos episodios en el futuro. Por otro, la mitad restante mantendrá una supuración crónica, que es el síntoma principal de una fístula establecida. En este caso el paciente notará manchado en la ropa interior y, en ocasiones, irritación de la zona perianal, así como dolor y picor.

El tratamiento de la fístula es siempre quirúrgico.

Si quieres conocer más detalles sobre las fístulas, como sus tipos, su complejidad o su diagnóstico, tienes más información en https://cuidateplus.marca.com/enfermedades/digestivas/fistula.html