En la actualidad, se estima que existen en España unas 120.000 de personas afectadas por Enfermedad Inflamatoria Intestinal, (EII) siendo las más prevalentes la Enfermedad de Crohn y la Colitis Ulcerosa.

Ambas enfermedades, de origen desconocido, se producen a cualquier edad, si bien su aparición predomina entre la segunda y cuarta década de la vida sin presentarse diferencias por sexos.

 

Se trata de una patolgía que aumenta cada año. Concretamente según ACCU España, en la última década lo está haciendo a un ritmo de un 2,5% anual. “Sin embargo, es realmente preocupante que los nuevos pacientes tarden más de un año en saber que enfermedad tienen, con el consiguiente empeoramiento físico y mental que puede suponer esto para una persona con este tipo de patologías” explica el Dr. Gerardo Clemente, especialista en Digestivo del Hospital Nuestra Señora del Rosario de Madrid.

 

En pacientes con Enfermedad de Crohn, la dificultad para su diagnóstico radica en que la inflamación puede hallarse en cualquier punto del tubo digestivo. Si a esto le añadimos que la sintomatología es inespecífica e incluso atribuible a otras enfermedades, se entiende la dificultad de su diagnóstico.

 

De hecho, hay estudios a nivel europeo que revelan que aproximadamente en el 45% de los nuevos casos de EII se tarda más de un año en recibir un diagnóstico definitivo y que en el 17% del total de pacientes el periodo es superior a 5 años.

 

“Este retraso no solo empeora la calidad de vida de los pacientes, además cada vez hay una evidencia mayor de que el éxito del tratamiento aumenta cuando este se administra en fases tempranas” explica, el Dr. Clemente.

 

Según la zona afectada

 

La Colitis Ulcerosa y la Enfermedad de Crohn son dos patologías en cierto modo similares en cuanto a factores de riesgo, síntomas y tratamiento. La principal diferencia entre ambas radica en la zona a la que afectan, ya que la primera se ubica en el intestino grueso y la segunda puede darse en cualquier parte del tubo digestivo.

En ambas patologías destaca la existencia de úlceras. En la Enfermedad de Crohn, estas suelen ser extensas y profundas –con afectación de toda la pared intestinal– . Aunque pueden aparecer en cualquier tramo digestivo, se localizan preferentemente en la parte final del intestino delgado (ileon terminal) y en la parte derecha del colon (ascendente). Mientras en la Colitis Ulcerosa las úlceras suelen ser pequeñas, con afectación continua desde el recto y suelen limitarse al colon. En ocasiones, pudiendo llegar hasta el 10% de los casos, existen formas mixtas que hacen difícil diferenciar entre Enfermedad de Crohn y Colitis Ulcerosa,  hablamos entonces de la  Colitis Indeterminada”, señala el Dr. Clemente.

Principales síntomas

 

Diarrea, que puede ir acompañada de sangre, mucosidad o pus, fiebre, anemia, sensación de evacuación incompleta (tenesmo) y sensación de cansacio permanente son algunos de los síntomas comunes a las dos patologías. Otros, como el dolor abdominal y las lesiones anales en modo de fístulas, úlceras o estenosis, son más propios de la Enfermedad de Crohn.

 

Ante la existencia de diarrea, mas si es de carácter nocturno, con expulsión de sangre, tenesmo rectal, incontinencia y/o urgencia defecatoria, pérdida de peso y falta de apetito (anorexia), el paciente debe acudir a su médico para proceder a su estudio. Para considerar de valor clínico un episodio diarreico, este debe ser de carácter crónico, es decir, de una duración de más de cuatro semanas”, apunta el experto de Nuestra Señora del Rosario.

 

Diagnóstico

 

Para diagnosticar una EII, al paciente se le pedirán diferentes pruebas, entre ellas una analítica que además determina la calprotectina en heces (inflamación en cualquier parte del intestino). “Esta prueba nos permite valorar la importancia de la inflamación intestinal de forma no invasiva”, matiza el Dr. Clemente.

 

En relación con los hallazgos evidenciados, se realizará exploración endoscópica para valorar la gravedad y extensión de las lesiones y se tomará biopsia, lo que  facilitará el diagnostico.

 

Aunque como hemos mencionado antes no se conoce el desencadenante de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal, las tres principales vías que probablemente la activan son la predisposición genética, la desregulación inmunológica y un antígeno ambiental.

 

“De hecho, tanto en la Colitis Ulcerosa como en la Enfermedad de Crohn, la existencia de antecedentes familiares constituye un factor de riesgo para su aparición”, afirma el especialista en Digestivo.

 

De ahí la importancia de que el paciente revise junto a su médico su historia clínica teniendo en cuenta síntomas previos, intolerancias, edad e historial familiar, entre otros aspectos. “Ambas enfermedades cursan a brotes que en ocasiones se desencadenan por situaciones de estrés, toma de antiinflamatorios o antibióticos”, señala el Dr. Clemente.

 

La confianza entre médico y paciente resulta fundamental para la evolución de la enfermedad, ya que favorece la comunicación y la toma de decisiones conjuntas. Hay que entender que los pacientes aquejados de EII suelen ver afectado su estado de ánimo por la inseguridad que producen algunos de sus síntomas, como las urgencias defecatorias.

 

Afortunadamente, el avance terapéutico que se ha producido en estos últimos años ha sido “espectacular”. Como señala el Dr. Clemente: “Esto nos permite controlar y en ocasiones curar las lesiones existentes y por lo tanto proporcionar una calidad de vida a quien lo padece que no se atisbaba hace unos años”.