El Dr. Alberto Muñoz-Calero recuerda que la litiasis biliar, que en general no da síntomas, es más frecuente de lo que pensamos
Seguramente en más de una ocasión hemos escuchado hablar a nuestros allegados de cálculos o ‘piedras’ en la vesícula biliar. La litiasis biliar, que es como se llama esta enfermedad, es más habitual de lo que podamos pensar, especialmente en mujeres a partir de los 40 años. Así lo destaca el Dr. Alberto Muñoz-Calero, jefe del Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital Nuestra Señora del Rosario.
¿Por qué se producen los cálculos biliares? La vesícula biliar es un pequeño órgano (apenas unos 10 cm) en forma de bolsa o reservorio, que está situado debajo del hígado y que almacena y libera la bilis. Esta sustancia, de color amarillento verdoso, producida por el hígado, nos sirve para facilitar la digestión y la absorción de los alimentos. Con la ingesta, la vesícula se contrae y expulsa la bilis al intestino. “A veces, el exceso de algunos componentes de los fluidos gástricos, como el colesterol o la bilirrubina, provocan que haya acumulaciones de los mismos, lo que acaba formando estas ‘piedras’”, explica el Dr. Muñoz-Calero.
Según este especialista, codirector del Instituto Madrileño de Ciencias del Aparato Digestivo (IMCAD), la mayoría de los pacientes (hasta un 80%) no experimentan síntomas y cuando se produce alguno de ellos, como el denominado “cólico biliar”, se experimenta dolor en lado superior derecho del abdomen con irradiación a la espalda y al hombro, con aparición, en ocasiones, de náuseas y vómitos.
Factores de riesgo
Se sabe que existen factores de riesgo que acaban desencadenando la litiasis biliar. Entre ellos:
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- Antecedentes familiares
- Mala alimentación (dietas abundantes en grasas y pobres en fibra)
- Colesterol elevado
- Obesidad
- Pérdidas bruscas de peso
- Embarazos múltiples
- Alteraciones anatómicas
Diagnóstico y tratamiento
Para el diagnóstico de la litiasis biliar contamos con la ecografía como prueba de elección y para su tratamiento, con la cirugía, el más eficaz y definitivo. La intervención quirúrgica consiste en la extirpación de la vesícula junto con las piedras (colecistectomía). La colecistectomía laparóscopica ha demostrado ser muy segura y efectiva. Los pacientes, que deben permanecer hospitalizados menos de 24 horas, suelen tener un buen proceso postoperatorio, con escaso dolor abdominal.
Tras la cirugía, una vez recuperado el paciente, se puede hacer una vida completamente normal. “La falta de vesícula se tolera sin problemas, puesto que el sistema digestivo puede funcionar de forma correcta sin ella, desapareciendo en la mayoría de los casos todos los síntomas”, concluye el Dr. Muñoz-Calero.