El bostezo es un movimiento estereotipado fisiológico presente en algunos mamíferos, consistente en la apertura forzada de la boca con contracción cervical. Se trata igualmente de un reflejo arcaico, como otros muchos que tenemos, tal que el de prensión o el de succión.
¿Cuál es la razón del bostezo? En el acto de bostezar hay mucho de aburrimiento, sueño o hambre. Como comenta la Dra. Carla Anciones, del Servicio de Neurología del Hospital Nuestra Señora del Rosario, en una entrevista para el suplemento Bienestar del diario ABC, cuando nuestro cerebro detecta que está entrando en la transición entre la vigilia y el sueño, «se pone en marcha el mecanismo del bostezo como un acto reflejo», que tiene la finalidad de activar la producción de neurotransmisores y «favorecer la circulación cerebral de líquido cefalorraquídeo para mantenernos despiertos».
¿Es cierto que se contagia o se trata de una mera creencia popular? Según la experta, existe lo que se conoce como el fenómeno de la «empatía del bostezo», que explicaría que bostecemos cuando vemos a alguien que también lo hace: «Las áreas cerebrales implicadas en la producción del bostezo están muy ligadas a las áreas encargadas de gestionar todas las tareas psicoemocionales humanas y, por eso, ver a alguien bostezar puede ‘activarnos’ a nosotros el bostezo como un fenómeno de empatía involuntaria».
Lo que no parece tan claro, y así lo desmiente la especialista, es que leer sobre el bostezo nos lo acabe provocando. De hecho, como concluye la Dra. Anciones, es mucho más poderosa la «empatía visual directa» que la «empatía creativa». A lo mejor es que lo que nos está produciendo la lectura es pura y llanamente un soberano aburrimiento.
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