A medida que se acerca la fecha de dar a luz, surgen numerosas preocupaciones en las mujeres embarazadas. Sus dudas tienen que ver con el hecho de que el anterior parto fuera por cesárea, los problemas de peso, el tamaño del bebé o el miedo a no soportar el dolor. El Dr. José Luis Prieto Alonso, ginecólogo y obstetra del Hospital Universitario Nuestra Señora del Rosario, trata, en una entrevista para el portal especializado Natalben, de aclarar estas dudas y diluir los posibles temores que pudieran atenazar a las gestantes.
Parto previo por cesárea
Según comenta el experto, si el segundo embarazo no presenta complicaciones, es probable que no haya que realizar una cesárea. Es decir, se puede intentar un parto vaginal “si solo ha habido una cesárea y el bebé está en buena posición y a término”. Tampoco habría que temer por la apertura de la cicatriz previa, pues, como afirma el Dr. Prieto, “el riesgo de rotura uterina tras una cesárea es de 1 cada 200 casos”.
No obstante, el ginecólogo alerta: “No se debe intentar si la cesárea anterior fue por feto grande y se prevé de nuevo un bebé grande, si está en mala posición el feto al final del embarazo, o si en la ecografía se ve que las paredes uterinas están extremadamente adelgazadas”.
Según aconseja Natalben, “aunque tu embarazo haya ido sobre ruedas, no siempre el posible un parto vaginal tras una cesárea. Sigue las recomendaciones de tu ginecólogo. Él mejor que nadie te dirá qué es mejor para ti y para tu bebé en el momento del parto”.
El tamaño del bebé
Si la ecografía señala que el bebé es muy grande, no hay que inquietarse, pues la pelvis no es una estructura fija: “Al final del embarazo siempre se ‘amplia’ fisiológicamente un poco”, asegura el Dr. Prieto Alonso, quien recuerda que la cabeza del bebé también se amolda porque los huesos del cráneo se superpone, gracias a las llamadas fontanelas.
El experto, de todos modos, apunta que un parto es siempre “una cuestión de continente y contenido y por su medida, cada pelvis admite que pase una bebé de determinado tamaño. En la evolución del parto influye si hay alguna anomalía, como puede ser un traumatismo con fractura de pelvis previa”.
El peso de la madre
En el caso de tener un peso bajo (IMC por debajo de 18.5) o de presentar obesidad (IMC por encima de 30), el parto puede verse afectado. “Las pacientes obesas tienen más probabilidad de cesárea porque la obesidad aumenta la probabilidad de preeclampsia, eclampsia, fetos grande y diabetes gestacional. Todos estos factores, que además pueden superponerse, aumentan la probabilidad de cesárea. En las mujeres muy delgadas se ha visto estadísticamente que aumenta el oligohidramnios [una disminución del líquido amniótico], lo que puede llevar a un peor pronóstico para el feto en la fase final del embarazo y que hagan necesario un acortamiento terapéutico del mismo o parto prematuro”, abunda el Dr. Prieto Alonso.
El dolor del parto
Con respecto al tan temido dolor del parto, Natalben señala que este es “completamente diferente a cualquier otro malestar que hayas tenido hasta ahora. Mientras das a luz, el cuerpo libera hormonas naturales del bienestar (endorfinas) y el dolor además va en aumento gradualmente, lo que te permite poder adaptarte a él. Quizás te sorprendas de lo bien que soportas este dolor. En cualquier caso, siempre puedes solicitar que te apliquen la anestesia epidural”. Acudir a clases de preparación al parto y aprender a relajarse puede ser una solución ante este temor.