Distensión abdominal, dolor de tipo cólico, aunque también diarrea persistente, pérdida de peso no justificada o, en el caso de la población infantil, retraso del crecimiento. Estos síntomas inespecíficos pueden estar relacionados con la malabsorción, esto es, la dolencia que se produce cuando el aparato digestivo pierde la capacidad para asimilar ciertos nutrientes. “Y dependiendo del nutriente no asimilado generará problemas secundarios”, asegura el Dr. Jaime Zorrilla, cirujano general y del aparato digestivo del Hospital Universitario Nuestra Señora del Rosario.

Según el especialista, algunas patologías pueden conducir a nuestro organismo a no asimilar correctamente los nutrientes que obtenemos a través de la ingesta de alimentos. Este hecho, a su vez, derivaría en otros problemas serios que comprometerían la salud.

Causas

Siendo múltiples y muy extensas, las causas que originan la malabsorción se pueden resumir en tres grandes apartados: enfermedades congénitas, desde malformaciones del aparato digestivo hasta enfermedades hereditarias; enfermedades adquiridas (enfermedad de Crohn, el sobrecrecimiento bacteriano o la enfermedad celiaca del adulto; intolerancia a la lactosa…) y, por último, los problemas secundarios a tratamientos médicos,  como ciertas técnicas quirúrgicas utilizadas para el tratamiento de la obesidad mórbida.

Diagnóstico

Comenta el Dr. Zorrilla que resulta sumamente complicado establecer la prevalencia en España de la malabsorción, dado el grupo tan heterogéneo de enfermedades que pueden producirla. Al mismo tiempo afirma que el diagnóstico pasa, en primer lugar, por la sospecha: “En función de la sospecha establecida el médico pedirá una serie de pruebas entre las que se pueden encontrar estudios endoscópicos del tubo digestivo para la toma de muestras, así como análisis de sangre”.

Y concluye manifestando que el tratamiento de este trastorno incluye  retirar de la dieta los alimentos que contengan la sustancia objeto de intolerancia, en los casos secundarios a una intolerancia, o con el abordaje de la enfermedad de base, en los casos secundarios a otros problemas.  “En algunos casos puede ser necesaria la suplementación de vitaminas u oligoelementos que no están siendo bien absorbidos”.