Ahora que estamos en pleno verano y que muchas personas están pensando en las vacaciones, seguramente se pregunten, entre otras cuestiones: ¿qué tipo de protector solar deben elegir para ellos y para sus hijos?, ¿qué hay detrás del etiquetado de los fotoprotectores?, ¿existe protección solar en complementos orales? La Dra. Irene Pinilla García, del Servicio de Cirugía Plástica y Medicina Estética del Hospital Universitario Nuestra Señora del Rosario, apunta que, además de las muchas recomendaciones que ya conocemos para protegernos de los rayos solares, resulta fundamental elegir un buen filtro que impida que el sol dañe nuestra piel.

La especialista aclara que los filtros solares pueden ser físicos (óxido de zinc, mica, talco…), químicos y organominerales (químicos pero insolubles).

Los físicos, que crean una barrera donde se refleja la radiación y evitan que penetre en la piel, tienen una textura espesa, blanquean más la piel y resultan más pegajosos, pero irritan menos y provocan menos alergias. Por tanto, comenta la Dra. Pinilla, “son los más aconsejados para los niños y las pieles más sensibles”.  Los químicos, por su parte, actúan frente a los UVA, UVB o ambos, transformando la radiación que llega a la piel en calor. “Están recomendados a partir de los 3 años de edad”, abunda. Por su parte, Los organominerales son una mezcla de ambos y actúan absorbiendo y transformando la radiación y también reflejándola. “Son mejores también para las personas alérgicas y, tras su aplicación, actúan antes que los químicos”, destaca la experta.

Envejecimiento cutáneo

La especialista aclara que si bien es cierto que la luz que emiten las tabletas, los móviles, los ordenadores, las bombillas, la televisión, etc., no están implicadas en el cáncer de piel, sí contribuyen al envejecimiento cutáneo y provocan alteraciones de la pigmentación. En este caso, la recomendación es usar, por ejemplo, el óxido de hierro, presente en protectores como polvos de maquillaje. Lo mismo ocurre con los rayos infrarrojos en sus efectos sobre el envejecimiento cutáneo. “Mi consejo, entonces, es recurrir al uso de betacarotenos, vitamina C, extracto de semilla de uva, presentes en la adecuada dermocosmética o protección oral”, apunta la Dra. Pinilla, que asegura que el 45% de la radiación solar es de tipo infrarroja, la principal causante de que sinteticemos vitaminas en nuestro organismo, como la D. Sin embargo, advierte, “la sobreexposición a estos rayos puede causar a largo plazo un aumento de la posibilidad de desarrollar un cáncer de piel”.

Influencia de la alimentación

La alimentación en verano debe ir encaminada a reforzar la ingesta de frutas, verduras y alimentos ricos en vitaminas A, B y E. De hecho, comenta la médica estética, “la protección solar será más efectiva si nos servimos, como complemento a los filtros solares, antioxidantes orales, tópicos, reparadores del ADN”. Y aunque ya estamos en periodo estival, su recomendación es que los complementos orales se incluyan en nuestra dieta durante los meses previos al verano para ir preparando la piel frente a los peligros de la radiación más intensa de esa época.

Consejos tradicionales

Por último, la Dra. Pinilla insiste en que tampoco hay que olvidarse de los consejos tradicionales:

  • Buscar la sombra en la playa bajo la sombrilla.
  • Utilizar gorra y gafas de sol.
  • Evitar las horas de mayor exposición solar.
  • Aumentar la ingesta de líquidos.
  • Mantener la piel hidratada y sana.