Se trata de un procedimiento que evita las complicaciones de otros y resulta muy recomendable, como explica la Dra. Carmen Iglesias
Existen varias técnicas para acometer una mamoplastia de aumento. Una de ellas es la conocida como lipofilling, lipoescultura o lipotransferencia de grasa, consistente en la inyección de injertos de grasa, obtenidos de otras zonas de la misma paciente, en la mama. Es, según explica la Dra. Carmen Iglesias, del Servicio de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora del Hospital Nuestra Señora del Rosario, un procedimiento muy recomendable por sus múltiples ventajas y porque se evitan las complicaciones de otras técnicas.
El principal beneficio se deriva de la ausencia de prótesis, por lo que se impiden las complicaciones provocadas por las mismas. Además, abunda la especialista, “la cirugía es indolora; el tacto conseguido es natural; la mama aumentada con grasa envejece de manera natural, sin necesidad de intervenciones futuras; las cicatrices son muy pequeñas y quedan invisibles, tanto en la zona de donde se obtiene la grasa como en la propia mama; y, por último, se mejoran otras partes del cuerpo, como caderas, piernas o abdomen, al reducir los depósitos localizados de grasa”.
Aumentos moderados
La Dra. Iglesias, que pertenece al equipo del Dr. Antonio de la Fuente, aclara que la lipoescultura sirve para aumentos mamarios moderados, para corregir asimetrías y para aquellas pacientes que desean quitarse las prótesis y ponerse un relleno moderado. “En ocasiones se utiliza como técnica para mejorar el relleno con los implantes o atenuar sus bordes en personas muy delgadas, corregir pequeñas deformidades, cicatrices deprimidas o el rippling, o mejorar la calidad de la piel, sobre todo en pacientes que tuvieron que someterse a radioterapia”, continúa la cirujana plástica.
Resultados y duración
Hasta los 8 meses posteriores a la cirugía el resultado no puede considerarse definitivo, pues, como detalla la Dra. Iglesias, “se asume que un porcentaje variable de la grasa inyectada no prende, por lo que a veces es necesario volver a intervenir para rellenar de nuevo las mamas”. Eso sí, una vez que la grasa ha prendido y el resultado es estable, las mamas cambiarán según las fluctuaciones de peso de la paciente de manera proporcional.
¿Conlleva riesgos?
Como se ha apuntado, gracias a este procedimiento se evitan los riesgos asociados a los implantes. La principal desventaja es que se reabsorba más grasa de la que quiera la paciente y, consiguientemente, haya que volver a rellenar.
No todas las mujeres pueden someterse a esta técnica, pues es preciso que tengan suficiente grasa en otras localizaciones del cuerpo, concluye la especialista del Hospital Nuestra Señora del Rosario.