La respuesta es no, pero eso no quiere decir que si tragamos un poco por una aguadilla o porque una ola nos haya dado un revolcón nos vayamos a morir. Lo que sí afirma la especialista en Medicina Interna de Nuestra Señora del Rosario es que el agua de mar no está preparada para ser digerida porque entre otras cosas supera hasta en 200 veces a las aguas comercializadas consideradas de baja mineralización.

El más abundante es el sodio, que puede producir deshidratación, pero el boro en exceso puede provocar diarreas, vómitos o cefaleas. Tenemos que tener en cuenta que el agua del mar tiene hasta 95 elementos, además de poder contener derivador del petróleo, químicos y pesticidas.

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