Según el Dr. Ignacio Castillón, el número de receptores obesos se ha multiplicado por 10 en los últimos 20 años

¿Deben trasplantarse los pacientes obsesos con insuficiencia renal terminal? ¿Y deben los profesionales enfatizar en la necesidad de la pérdida de peso? A estas y a otras preguntas sobre la relación entre trasplante renal y obesidad ha dado respuesta el Dr. Ignacio Castillón Vela, especialista en Urología y Andrología y jefe de equipo en el Hospital Nuestra Señora del Rosario. Lo ha hecho en el marco del I Congreso Virtual de la Asociación Española de Urología (AEU).

Como ha recordado, a día de hoy el 25% de la población española es obesa o tiene problemas de sobrepeso, al tiempo que ha alertado sobre los problemas que esta epidemia puede causar a la hora de un trasplante renal. «En España desde que existen registros, la prevalencia ha aumentado progresivamente y se estima que es superior a los 23 millones de personas».

A veces se piensa que la etiología de la obesidad está en los hábitos de vida, pero, como ha indicado el Dr. Castillón Vela, es multifactorial y puede ser distinta en niños y en adultos. De igual forma, se asocia con importantes comorblidades, de las que destaca la enfermedad cardiovascular, la enfermedad renal crónica, la aparición de tumores y la litiasis renal.

Obesidad y trasplante renal

Por lo que se refiere a la obesidad en destinatarios de trasplantes, ha advertido de que el número de receptores obesos se ha multiplicado por 10 en los últimos 20 años y su proyección es que se duplique cada nueve años. Ha añadido que la experiencia dice que el trasplante renal en pacientes obesos conlleva una dificultad técnica añadida. «Necesitamos incisiones mayores, a veces anastomosis más difíciles. Todo ello incide lógicamente en mayor tiempo de cirugía. Por tanto, es fácil explicar que se asocie con complicaciones quirúrgicas”, ha asegurado. Por si fuera poco, existe un riesgo aumentado de rechazo agudo, función retrasada y de pérdida de injerto. Eso sí, «no hay una coincidencia en cuanto a que la supervivencia sea peor en el grupo de los pacientes obesos».

A la pregunta ¿deben trasplantarse los pacientes obsesos con insuficiencia renal terminal?, ha respondido: “El trasplante renal mejora la supervivencia y la calidad de vida de estos pacientes en comparación con los que permanecen en lista de espera. Esto es así para el trasplante de cadáver y es más positivo aún para el trasplante renal con donante vivo».

A la cuestión ¿Y deben los profesionales enfatizar en la necesidad de pérdida de peso, e incluso aconsejar cirugía bariátrica?, la contestación es más compleja: «Comenzando con la paradoja de la obesidad. Los adultos en diálisis con mayor IMC tienen mayor supervivencia y estos datos son mejores en el grupo de IMC entre 30 y 35. A estos pacientes les podemos ofrecer intervenciones en el estilo de vida con dieta, actividad física, modificaciones de la conducta, fármacos y cirugía bariátrica».

Por último, el Dr. Castillón ha hablado sobre los donantes. En este sentido, ha señalado  que la población general cada vez tiene más prevalencia de obesidad, y así es en los donantes: «Eso nos obliga a afinar en la selección de receptores y órganos. Debemos ser estrictos”.

Su intervención se puede leer aquí.

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