El Dr. Ramón Torres ha constatado un incremento en el número de pacientes que desean renunciar a las gafas

Entre otras muchas imágenes cotidianas, la pandemia de Covid-19 nos ha dejado la de personas con las gafas empañadas como un efecto provocado por el uso continuado de las mascarillas. Ese vaho en los cristales, que además de dificultar la visión resulta muy molesto, se produce por igual en lugares cerrados o en espacios abiertos. Y quizá ha provocado un hastío en los individuos obligados a utilizar lentes por padecer algún defecto refractivo, como miopía, hipermetropía o astigmatismo. “En los últimos meses hemos constatado un incremento en el número de pacientes que se someten a cirugía refractiva con láser”, subraya el Dr. Ramón Torres Imaz, jefe de Servicio de Oftalmología del Hospital Nuestra Señora del Rosario.

En su opinión, este aumento de intervenciones para poner fin al uso habitual de las gafas tiene mucho que ver con el obligado y continuado uso de las mascarillas y sus indeseados efectos sobre las lentes. “La mayoría de los pacientes que han consultado sobre las características de la cirugía refractiva y luego se han sometido a la misma aluden al cansancio que les produce el hecho de tener que intentar evitar que se les empañen las gafas o de estar eliminando constantemente el vaho que se forma en ellas para tener una visión correcta”, continúa el especialista.

Esta tendencia, además, se ha visto reforzada por la sencillez de una cirugía que es ambulatoria, que solo requiere anestesia tópica y que tiene una duración muy corta –entre unos 5 a 7 minutos por ojo-. Además, como destaca el Dr. Torres Imaz, aunque hay varias técnicas –PRK, Lasek o Lasik-, el láser realiza un suave pulido sobre la córnea, “lo que nos permite a los cirujanos tallar una lente de altísima calidad que elimina miopía, hipermetropía y astigmatismo”. Por si fuera poco, todo el proceso está guiado informáticamente lo que garantiza una gran precisión, además de reforzar la seguridad”. La rapidez de recuperación y la ausencia de dolor en el postoperatorio son otras ventajas añadidas a este procedimiento quirúrgico.

Por último, el oftalmólogo cree que la proximidad del verano, periodo en el que no es recomendable someterse a una intervención refractiva, y el deseo colectivo de cambiar de imagen después de tantos meses de pandemia han podido influir de alguna manera en la decisión de tantos ciudadanos de decir basta a las gafas.