El número de octubre del periódico gratuito DSalamanca recoge una colaboración del Dr. Antonio Álvarez-Vieitez, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Nuestra Señora del Rosario, en la que aborda la relación entre el calor y el sistema cardiovascular. Con demasiada frecuencia se olvidan los efectos que las altas temperaturas tienen sobre nuestro corazón.

Escribe el Dr. Álvarez-Vieitez:

Puede resultar sorprendente hablar de sol y calor en estas fechas, pero el cambio climático nos está llevando a que en fechas inusuales suframos altas temperaturas, además de otros efectos indeseados. Aunque siempre relacionamos el sol con la piel, el exceso de calor puede resultar nocivo para el sistema circulatorio y el corazón.

Con el aumento de los grados centígrados, nuestro organismo echa mano de un mecanismo de regulación de la temperatura que podríamos comparar con un aparato de aire acondicionado. El corazón empieza a bombear más sangre a la piel y esta se ventila por el efecto del sudor, lo que crea un sobreesfuerzo al corazón, que debe trabajar aproximadamente tres veces más. De persistir la situación, o en el caso de que el individuo tenga el corazón débil, se origina una insuficiencia cardiaca con signos de fatiga. Al mismo tiempo, el riñón, al recibir menos sangre, hace que sus arterias se contraigan y sea insuficiente para depurar la sangre, lo que hace perder sales y líquidos y conducir a la deshidratación.

Golpes de calor

Esto ocurre con los golpes de calor ante los que debemos reaccionar con rapidez. Si la persona tiene una temperatura corporal cercana a los 40 grados, está disneico (tiene ahogo) y mareado y deja de sudar, hay que acudir urgentemente a un centro médico, aunque lo primero es enfriarlo con duchas, baños o paños fríos e hidratarlo, darle de beber liquido si lo tolera y, si no es el caso, administrarle sueros para que comience a funcionar el riñón y suba la tensión. Por supuesto, hay que poner al paciente en un lugar fresco, con aire acondicionado si es posible.

Los pacientes más sensibles al golpe de calor son las personas mayores de 70 años y los niños, pues no tienen los sistemas de termorregulación activos como el resto. Aparte del golpe de calor, en ocasiones, con el aumento de temperatura, se puede producir una angina hemodinámica por el sobresfuerzo del corazón.

Enlentecimiento de la circulación periférica

Otro de los problemas del calor es el enlentecimiento por vasodilatación de la circulación periférica, lo que origina edemas (retención de líquidos) en los miembros inferiores. Para combatirlas no se debe estar largo tiempo de pie quieto, ni demasiado tiempo sentado. Es aconsejable hacer ejercicio moderado y procurar tener las piernas en alto. Si se permanece largo tiempo de pie, es posible que aparezcan hipotensión, mareos y pérdidas de conocimiento (síncope) por falta de riego cerebral.

Pero no todo es malo, el calor es bueno para los hipertensos, pues les es más fácil controlar la tensión arterial con el calor que cuando hace frío, pues este estrecha las arterias y sube la tensión. Eso sí, los hipertensos que tomen diuréticos deben tener cuidado con las altas temperaturas, pues resulta más fácil deshidratarse.