Las 12 Hermanas que conforman la comunidad del centro han estado aisladas durante estos meses

En el Hospital Nuestra Señora del Rosario, propiedad de la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, reside y desarrolla una importante labor de presencia carismática de “Hospitalidad” una comunidad de 12 Hermanas, cuyas edades oscilan entre los 77 y los 94 años. Desde que se inició el estado de alarma, decretado por el Gobierno de España a mediados de marzo a raíz de la pandemia de Covid-19, tomaron la decisión de permanecer  aisladas de todo contacto con el exterior, en una parte de los pisos 3º y 4º del Hospital.

Su acertada decisión ha permitido que, a unos pocos días de que finalice la alarma, no se haya producido ningún contagio entre ellas, ni hayan sido vectores de contagio. Su actitud responsable ha permitido un confinamiento exitoso, porque la decisión fue tomada desde la solidaridad con las personas que más sufrían en cada momento, y como mejor manera de apostar por la vida, intentando frenar la pandemia al máximo.

Como relata la Superiora, Hermana Élida, desde el primer momento fueron conscientes del peligro en que se encontraban al vivir en un Hospital que, además, ha atendido durante estos meses a numerosos pacientes con Covid-19, por lo que ellas podían convertirse, también, en vectores de contagio. Según explica, “hemos permanecido en nuestras dependencias habituales haciendo una vida de lo más normal posible. Gracias a Dios contamos con espacios adecuados para movernos y tener nuestros encuentros -capilla, sala de estar, comedor-, así como pequeños espacios exteriores, que han favorecido la movilidad y la posibilidad de recibir aire fresco”.

Durante el aislamiento, las 12 Hermanas han prescindido del personal que las ayuda en las tareas domésticas, que han realizado ellas mismas. “Las Hermanas, aunque tenemos dificultades derivadas de nuestras avanzadas edades, nos hemos organizado y distribuido las actividades entre nosotras, comprometiéndonos cada una con lo que podía”. Eso no significa que no se hayan sentido apoyadas en todo momento para cualquier necesidad.

El ascensor ha jugado un papel fundamental, pues era a través del cual se ha desarrollado el contacto con el exterior. “A través de él hemos podido mantener los servicios necesarios: lavandería, comida…”.

Las Hermanas solo tienen palabras de agradecimiento para todo el personal del Hospital, que les ha brindado su absoluta colaboración: “Para cualquier cosa que hemos necesitado o para resolver cualquier problema, nos ha bastado con llamar por teléfono para ser atendidas de inmediato: correspondencia, encargos…”.

Cuando Madrid entró en la Fase 1 de la desescalada, realizaron alguna salida puntual por necesidad, pero, según apunta la Superiora de  la comunidad, el confinamiento concluirá cuando se dé por terminado el estado de alarma, que está previsto para el próximo 21 de junio.

“Hasta la fecha, gracias a Dios, ninguna Hermana se ha contagiado de la Covid-19, ni ha podido contagiar a nadie. Estamos muy agradecidas a todo el personal del Hospital por la ayuda y la colaboración que en todo momento nos han brindado, lo que ha permitido que no nos haya faltado nada. ¡Gracias a todos!”, concluye la Hermana Élida.