El servicio de escucha telefónica que el Hospital Nuestra Señora del Rosario ha implementado para aquellos pacientes que sufren aislamiento (con lo que esta situación conlleva de angustia, miedo y soledad),  como algo añadido a su tremenda enfermedad, está registrando una intensa actividad.

La mayoría de la población está comunicada por distintos dispositivos móviles con sus familiares y amigos, quienes les trasmiten tranquilidad y confianza durante este complicado panorama que estamos viviendo. Pero también hay muchos pacientes de edad avanzada, obligados a permanecer aislados, que no tienen acceso a estos medios. Ellos son el mayor objetivo de este servicio que realizan profesionales voluntarios del Hospital, que se esfuerzan por humanizar la asistencia sanitaria, poniendo en valor la dignidad y la singularidad de cada persona ingresada, a la que prestan una atención individualizada.

Según cuentan las voluntarias, estos pacientes a los que atienden agradecen mucho las llamadas. Aunque algunos no tienen demasiadas ganas de comunicarse, no obstante piden que se les vuelva a llamar porque, de alguna manera, es tremendamente reconfortante sentir que alguien que no te conoce se interesa por ti y te dedica su tiempo. En otros casos, sí que se entabla una conversación y comparten su situación familiar, sus miedos, sus ilusiones e, incluso, dicen que cuando esto acabe se tienen que conocer y tomar un café. “Es un espacio en el que el paciente se expresa con  libertad, dentro de una confidencialidad total. Es maravilloso sentir el calor humano aunque sea a través del auricular de un teléfono”, comenta una voluntaria sobre este servicio al que se consagra, como el resto de sus compañeras, después de concluir la jornada laboral.

La dirección del Hospital Nuestra Señora del Rosario quiere expresar su agradecimiento a las voluntarias por esta callada e importantísima labor.