¿Cómo debemos interpretar el termómetro, esa herramienta de uso fácil que nos ayuda a medir la temperatura corporal desde hace algunos siglos? Según la Dra. Natalia Cárdenas, coordinadora del Servicio de Urgencias del Hospital Universitario Nuestra Señora del Rosario, la fiebre, como signo clínico a evaluar, se considera aquella temperatura por encima de 38ºC bucal o axilar. Entre 37 y 38º C, hablamos de febrícula, entendiendo que los parámetros normales son hasta 37ºC habitualmente.

La Dra. Cárdenas apunta, no obstante, que todo registro por encima de 37ºC debe ser vigilado y, en función de los síntomas que le acompañen o el tiempo de presentación del mismo, ha de ser estudiado para determinar su origen.

“Es importante aclarar que la febrícula o la fiebre no tienen como único desencadenante infecciones de origen bacteriano. Varios procesos, como golpes de calor, enfermedades reumatológicas o infecciones virales entre otras muchas causas, pueden desencadenar fiebre y no por ello requieren un tratamiento antibiótico. Esto es debido a la respuesta fisiológica del organismo frente a procesos de inflamación”, asegura la especialista en declaraciones a OKSALUD, quien también aclara que la fiebre es un síntoma, en ningún caso una enfermedad, y en función de su presentación, requiere un estudio o un seguimiento ambulatorio.

La fiebre que debe alarmar es la que persiste en el tiempo (más de 24 horas), a pesar de tratamiento con paracetamol, o que se asocia a otros síntomas, como pudieran ser dolor intenso en alguna zona (abdominal, de cabeza, etc.), dificultad respiratoria, alteraciones del estado de la conciencia, exposiciones solares por un periodo de tiempo prolongado, alteraciones en la orina o lesiones en piel con grandes heridas o pus.

Si quieres, además, saber cómo tomar correctamente la fiebre a adultos o niños, puedes leer este interesante artículo en https://okdiario.com/salud/como-usar-termometro-claves-medir-interpretar-correctamente-fiebre-12106834