Recibir un masaje suele ser la opción más recurrente y más deseada cuando sentimos nuestro cuerpo cargado y necesitamos tranquilizarnos. Además de los beneficios para alcanzar el relax, también tiene beneficios terapéuticos que lo hacen más apetecible todavía, como explican en el reportaje “Qué pasa en nuestro cuerpo y mente cuando recibimos un masaje”, publicado en el portal Bienestar del diario ABC.

Según comenta Juan José Carbajo Pinal, responsable del Servicio de Fisioterapia y Rehabilitación del Hospital Nuestra Señora del Rosario, los masajes son una magnífica herramienta para la salud y el bienestar: “Su uso responsable puede ser muy beneficioso, pues puede evitar lesiones graves futuras y hacernos tener una mejor calidad de vida”.

Asegura el especialista que dolor y normalidad no son sinónimos en el caso de los masajes: “No deben ser dolorosos, deben ajustarse al perfil del paciente, es decir, tenemos que tener muy en cuenta la edad, el sexo, el tipo de beneficio que queremos conseguir y ajustar de esa manera la intensidad del mismo. Por tanto, en ningún caso debe ser doloroso, pues se podría provocar un efecto rebote y agudizar más los síntomas iniciales.

Razones para un masaje

Comenta Carbajo Pinal que aunque no existe mucha literatura científica sobre los beneficios de los masajes, se han demostrado numerosas ventajas:

– Relajación de la tensión muscular, disminución de su inflamación e, incluso, del dolor.

– Alivio del estrés.

– Mejora de la circulación.

– Alivio del dolor de cabeza.

– Trata la lumbalgia, cervicalgia o dorsalgia.

– También el dolor miofascial.

– Lesiones deportivas.

– Neuralgias.

– Sensación de relajación.

– Inhibición de la señal dolorosa.

– Mejora de la propiocepción.

– Estimulación de los huesos musculares.

¿Existen riesgos?

Aunque se trata de una práctica con múltiples y variados beneficios, hay que tener especial cuidado con algunas técnicas y, obviamente, cerciorarnos de que nos lo da un experto en fisioterapia y rehabilitación. “Todo tipo de técnicas manuales deben ser impartidas por profesionales titulados así como tener en cuenta algunos factores, como la edad y el sexo del paciente», insiste Juan José Carbajo.