El Dr. Enrique Pérez Luengo, cirujano plástico, explica que no hay recetas mágicas que frenen el paso del tiempo sobre nuestra piel
La eterna juventud. Frenar el paso del tiempo. Interrumpir el envejecimiento. Diferentes caras de una misma moneda. Y también diversas maneras de hablar de una realidad que preocupa al ser humano desde hace siglos. La pregunta es: ¿es posible frenar el efecto que el transcurrir de los días tiene sobre nuestra piel?
Según el Dr. Enrique Pérez Luengo, del Servicio de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora del Hospital Nuestra Señora del Rosario, “no hay recetas mágicas que frenen el envejecimiento, a pesar de que la publicidad nos bombardea a diario con productos cosméticos que prometen el milagro”. Y ello porque los principios activos que se publicitan en los mismos “no son capaces de pasar la barrera biológica de la piel o bien tienen tiempos de vida extremadamente cortos (factores de crecimiento, ADN regenerador, etc.)”.
Así lo explica este especialista en un artículo publicado en el suplemento Bienestar, del diario ABC, titulado “Así afecta la calidad del descanso al envejecimiento físico”. En él recuerda que el factor externo que determina de forma decisiva la aceleración del envejecimiento es la exposición al sol: “La radiación ultravioleta daña el ADN celular y, a pesar de los procesos de regeneración celular disponibles, a la larga el proceso produce daños irreversibles, como la destrucción del entramado de fibras elásticas, la producción de colágeno anómalo, las alteraciones en la pigmentación de la piel y el aumento exponencial de tumores cutáneos graves, como epiteliomas o melanomas”. También alude el Dr. Pérez Luengo a factores secundarios, pero importantes, porque se acumulan, como el tabaco, el exceso de alcohol, la falta de descanso y la vida sedentaria.
Por último, el cirujano plástico pone el acento en la necesidad de respetar el periodo de sueño necesario, pues va íntimamente relacionado con hábitos de vida saludables. “Un buen descanso promueve una buena alimentación, básicamente porque aumenta el tiempo disponible para dedicarlo a ella. No descansar adecuadamente conduce a una cascada de malos hábitos que impacta en nuestra salud”.
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